Día quince…
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Badum! Badum!
Abigail podía oír su corazón latiendo rápidamente contra su pecho. Estaba esperando que sus labios se tocaran. Pero por alguna razón, sentía que Nathan se estaba tomando su tiempo.
Justo cuando estaba a punto de abrir los ojos, escuchó a Nathan susurrando en su oído. —¿Esperas que te bese? —Nathan finalmente soltó sus manos que estaban siendo sujetadas sobre su cabeza.
Nathan hizo su mejor esfuerzo para contener su risa, sus labios se curvaron en una sonrisa burlona. —Aún te queda un largo camino, querida —agregó.
Abigail abrió los ojos de golpe solo para ver la sonrisa traviesa de Nathan. ¡La había engañado! Tenía ganas de golpearlo y arrancarle esa molesta sonrisa de su hermoso rostro.
Se sintió avergonzada pero Abigail no quería admitir la derrota. ¿Cómo podría dejar que Nathan jugara con sus sentimientos? Debe desquitarse con él. ¡Dado que Nathan lo comenzó, ella lo terminaría!