Día Catorce...
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Abigail todavía estaba aturdida por esta escena. Ella solo planeaba estar en contacto con los labios de Nathan durante un minuto sin hacer nada.
—¡Pero ahora, estaba siendo besada por el diablo de verdad! Era como una polilla que se lanzaba a la llama... hechizada sin saberlo solo para morir.
Debería detener a Nathan y empujarlo lejos, pero todos sus sentidos ya estaban nublados por su beso dominante. Literalmente estaba devastando sus labios como si la estuviera castigando. Pero era una dulce tortura.
Abigail se estaba ahogando en este deseo llameante. ¿Quién hubiera pensado que un beso le daría una sensación maravillosa que nunca había experimentado antes?
Hace un momento, lamentaba tener que renunciar a su primer beso por una persona dormida. Pero ahora, ya no sabía qué sentir. Estaba completamente hechizada por el beso de Nathan y no quería detenerse.