Lu Yizhou estaba empeñado en superar su celo solo, a pesar de las protestas de todos. Le costó todo lo que tenía para alejarse de Oliver y sus ojos casi se enrojecieron de nuevo por la desesperación y la ira que alimentaban todo su cuerpo, sobre todo cuando sabía claramente que lo último que quería Oliver era dejarlo solo. Después de saber que esos extraños sentimientos de sobreestimulación se debían a su condición física, el estado mental de Lu Yizhou mejoró un poco. Podía contenerse más fuerte mientras se convencía de que los sentimientos no venían de él, sino del cuerpo y el instinto de Altair. Era extremadamente difícil, pero la medicación ayudó de alguna manera. Poco a poco, Lu Yizhou dejó de anhelar la presencia de Oliver al punto de que todo su cuerpo doliera y, a cambio... el sueño le había eludido cada noche, de nuevo.