La boca de Oliver se abrió incrédula, sus ojos vidriosos como si no pudiera creer que tal frase pudiera salir de la boca de Lu Yizhou. En toda honestidad, Lu Yizhou tampoco sabía qué le poseyó; las palabras le vinieron naturalmente y antes de que se diera cuenta, las había soltado. Podría ser el instinto del Alfa dentro de él, pero se encontraba incapaz de soportar la idea de que otro Alfa se acercara a Oliver. Era inesperado; lo mismo que la intensa rabia que sintió cuando Oliver estaba tendido débilmente en la habitación del hospital, luciendo especialmente frágil como si pudiera morir en cualquier momento.