—¿Futuro lazo? —Los ojos de Rosemane se abrieron de par en par por la sorpresa.
—Sí. —La comisura de la boca de Oliver se curvó en una sonrisa presuntuosa y apoyó su cabeza en el pecho de Lu Yizhou de manera mimada—. Justo estaba hablando de eso con el Emperador Padre. ¿Oh? Podría ser... ¿que no lo sabías y por eso intentaste acercarte descuidadamente a mi compañero? —Enfatizó las últimas palabras, haciendo que el rostro de Rosemane se enrojeciera de vergüenza y rabia.
Oliver sabía que realmente no era propio de él provocar a Rosemane, ejercer dominancia sobre otro —él estaba acostumbrado a no tener nada que pudiera llamar suyo. Tampoco sabía de dónde sacó el valor para hacer esto, pero en ese momento, lo único en su mente era cómo inculcarle el hecho de que Altair no pertenecía a nadie más que a él.