Lu Yizhou despertó con la sensación de algo áspero y húmedo deslizándose por su mejilla. Sobresaltado, abrió los ojos de golpe solo para encontrarse cara a cara con un par de... ¿ojos rubí rasgados?
—Maullido~ —El esponjoso gato totalmente blanco se acomodó más cerca de él, ronroneando con su larga cola balanceándose de un lado a otro. Aún un poco desorientado, Lu Yizhou extendió la mano para sostener al regordete felino y acarició su cálido y sedoso pelaje, haciendo que el gato ronroneara aún más fuerte. Era... muy relajante, por decir lo menos.
Pronto se encontró lo suficientemente alerta como para escanear su entorno. Estaba en una estrecha habitación que solo contenía una cama sobre la cual estaba acostado ahora. El suelo temblaba ligeramente debajo de él y una mirada por la pequeña ventana a su lado mostraba el paisaje en movimiento borroso de verdes montañas con el cielo espolvoreado en tonos ámbar del sol poniente a lo lejos.
Una suposición surgió en su mente.