—Moshe estaba de buen... no, de excelente humor.
Primero que nada, Lu Yizhou no había roto su promesa y en efecto, fue lo primero que Moshe vio al despertar. Pero el hombre había llevado las cosas a otro nivel porque en lugar de ver su cara dormida, ¡Moshe se despertó con la vista de Lu Yizhou entre sus piernas!
El saludo de buenos días que Moshe dejó escapar había sido un gemido ronco, aún teñido de sueño pero tan excitado que pensó que había soñado la gloriosa visión de Lu Yizhou comiéndose su miembro con los ojos entrecerrados por el deseo.
Y oh, cómo le había dado ideas a Moshe. Tantas ideas, especialmente después de todas las cosas que Lu Yizhou había hecho por él anoche. Moshe nunca había sabido que tener a alguien que se ocupara de ti podría ser tan... gratificante.