—¿Oh? —Heimo soltó una risita—. ¿También te gusta eso? Entonces deberías permanecer así —¡ah!— hasta que terminemos, ¿de acuerdo? —Abrió más sus piernas y guió la punta del miembro de Lu Yizhou justo a su entrada. La superficie contundente rozó su parte sensible y casi se dobló por la sorpresa. Sus extremidades temblaban al vislumbrar ese éxtasis desconocido. ¿Cómo...? No había tocado esa parte de él antes, ¡así que no esperaba que se sintiera tan... tan intenso! Su cabeza cayó sobre el hombro de Lu Yizhou mientras tomaba respiraciones entrecortadas, aún maravillándose.
—¿Lan'er? —Por encima vino la voz preocupada de Lu Yizhou—. No puedes meterlo así nomás. Tienes que relajarte —Dejó escapar un suspiro ronco—. Déjame ayudarte al menos.
—¡No! —Heimo se enderezó y declaró con obstinación—. ¡Puedo hacerlo! ¡No me subestimes!
—Te vas a lastimar —advirtió el hombre.