—Shan-shidi, Ling-shimei —Lu Yizhou asintió a modo de saludo e intentó controlar su irritación—. ¿Qué os trae por aquí?
—¿No escuchaste lo que dijo Shan-xiong? ¡Por supuesto que estamos aquí porque tú no estás volviendo a casa! ¡Padre te ha estado buscando por todas partes! —Ling Chuwei rodó los ojos.
—¿Para qué? —Lu Yizhou frunció el ceño al sentir que Heimo se tensaba detrás de él. Conteniendo el impulso de revisarlo, preguntó.
—¿Cómo voy a saberlo? —Ling Chuwei se encogió de hombros—. Son ustedes dos los que a menudo tienen reuniones a puerta cerrada. ¿Verdad, Shan-xiong? —Ella golpeó con el hombro al hombre a su lado, sus ojos brillaban con deleite mientras que Shan Duoyin simplemente le lanzaba una mirada exasperada.