—No tenemos que verlo si no quieres —dijo Lu Yizhou con el ceño profundamente fruncido.
Oliver estaba entrando en el cuarto mes de su embarazo. La barriga del bebé crecía más grande, lo suficiente para que Oliver recibiera miradas curiosas cada vez que salía. Y Oliver estaba orgulloso de ello. Siempre se aseguraba de usar ropa ajustada y leggings en lugar del vestido de maternidad que detestaba con todo su ser —Vamos, me hace parecer un cono invertido! Se quejaba y parpadeaba coquetamente. —No mientas, Altair. Sé que te gusta cómo se ve mi trasero cuando me visto así —era tan insistente que Lu Yizhou se quedaba sin opciones.