—Te lo dije —murmuró en la piel del Alfa—. Tendrás que esforzarte más si quieres alejarme.
El aliento de Lu Yizhou se entrecortó sobre su cabeza. —Oliver, yo
—No puedo ni oler la sangre sobre ti y aunque pudiera, no me importa —se rió entre lágrimas y se alejó para acunar la cara de Lu Yizhou y juntar sus frentes—. Estúpido Alfa, ¿no te lo he dicho antes? Tú eres tú. Eres el Alfa que me recibió durante mi primer celo y aún así no hiciste ningún movimiento para marcarme, eres el Alfa que casi mata a quienes me hirieron, eres el Alfa que me pidió mudarme contigo para protegerme, eres el Alfa que me abrazó para dormir cuando tengo miedo de estar solo, eres el Alfa que presentó la corona de flores del campeón y me besó frente a todos, eres el Alfa que se unió a mí —sonrió suavemente y besó la frente del hombre bestia alado con todo el afecto que pudo reunir—. Mi Alfa, mi compañero destinado, mi esposo. ¿Qué debo hacer para demostrarte que hagas lo que hagas, nunca tendré miedo de ti?