—¿Amable? —Wu Genji soltó una carcajada y luego, antes de que nadie se diera cuenta, se puso a reír como una loca mientras se agarraba el estómago—. ¿Amable? ¿Acaso estás confundiendo tu innecesaria lástima con amabilidad? No es que seas amable, es simplemente que todos se burlan de mí por haber nacido con un cuerpo débil —inclinó la cabeza y luego señaló al cráneo vacío que rodaba por el suelo—. ¿No es por eso que ella dijo que huelo mal? ¿Porque he estado tomando medicamentos y mi cuerpo entero huele a nada más que ellos? ¿Es eso lo que llamas ser amable conmigo?
Se acercó más a ellos y cuanto más se acercaba, el monstruo que salía de su pecho se enroscaba más alrededor de ellos, dejando caer hilos de saliva sobre sus cabezas. Por suerte, tenían el escudo que les ayudó de modo que nada impuro los alcanzó, pero la vista de ese monstruo horrendo sobrevolándoles la cabeza fue suficiente para hacerles llorar por sus padres.