Aunque Song Yan sentía curiosidad, no era tonta. Tratar con un fantasma cuyo nivel de cultivación era tan alto solo le acarrearía más problemas. Por ahora lo mejor era mantenerse discreta y observar cómo este fantasma había alcanzado un nivel de cultivación tan elevado. Con sus poderes de maestra de espíritus, podía sentir que este fantasma femenino no era tan viejo, si no había vagado por el mundo mortal durante mucho tiempo, ¿entonces cómo era posible que alcanzara el octavo nivel?
Con cuidado se quitó su anillo espiritual y se acercó a Madam Lin; con solo mirarla pudo apreciar la fina calidad del cheongsam que vestía Madam Lin. La mujer era la dueña de este estudio y su vida parecía ser lo suficientemente cómoda, pero con el espíritu aferrándose a su cuerpo como una sanguijuela, era imposible ver el aura de su suerte.