—¡Ah! ¡Ah! ¡Ah! ¡Ah! ¡Ah! ¡Ah! ¡Ah! ¡Ah! ¡Ah! ¡Ah! ¡Ah! ¡Ah! ¡Ah! ¡Ah! ¡Ah!
—¡Mon... monstruos!
—¿Qué está pasando con estos monstruos? ¿Por qué están aquí otra vez?
—Ayuda... ¡Ayúdame!
—¡Lado izquierdo! ¡Lado izquierdo! ¡Están atacando desde la izquierda!
...
...
En la tierra chamuscada, la horda de Demonios Abismales había rodeado completamente al ejército humano. Los dos bandos se entrelazaron y se enzarzaron en una brutal carnicería, con sangre y carne desgarrada llenando el cielo.
Olas de gritos penetrantes, el alboroto de la magia y los sonidos de las espadas chocando contra las armaduras resonaban en el aire. Montones de restos mutilados eran espantosos y aterradores, y el denso olor a sangre y el aura de muerte lo hacían casi sofocante.
En este momento, dentro del asedio de la horda de Demonios Abismales, el soldado de 50,000 hombres que Toma lideraba para limpiar a los Demonios Abismales de la ciudad se había reducido a menos de la mitad en solo unos minutos.