En las afueras del bosque no muy lejos del campamento Rosa Negra,
bajo el escolta de docenas de hombres vestidos de negro, un hombre con atuendo elegante, apuesto pero con una expresión solemne, atravesaba ágilmente el bosque. Llegó a un claro en el centro.
Este hombre no era otro que el segundo príncipe del Imperio Hoja Roja, Amón.
Amón vino aquí con un solo propósito: buscar a sus subordinados que habían perdido contacto repentinamente.
Cuando los Demonios Abismales se retiraron de la Ciudad Domo Celestial, casi todos celebraban con alegría haber sobrevivido a una catástrofe. Sin embargo, Amón estaba entre los pocos que no se entregaron a la alegría; en vez de eso, sentía mucha inquietud.
Los ataques organizados y regulares de los Demonios Abismales habían destrozado el entendimiento milenario del mundo humano.
La amenaza de los Demonios Abismales para los humanos después de esta guerra había aumentado sin duda mucho.
Sin embargo,
