—Felicidades —giré mi cabeza hacia esa voz, tan rápido que el bosque pareció desdibujarse. Pero incluso si no lo hubiera hecho, ya no podía ver nada más que la alta figura caminando firme hacia mí.
Ah... no pude ni hacer ruido, sintiendo que mis extremidades se debilitaban. Jade voló en el momento en que lo solté, probablemente sintiendo que no le prestaría más atención en este instante. Mis ojos estaban fijos en Natha, y mi mente medio pensaba que era solo una ilusión del bosque.
—Hmm —su voz sonó tan dulce como en mi sueño—. Parece que fui tan poco confiable que comenzaste a dudar de mi promesa.
—...ah —fue la única tonta reacción que pude reunir. Quería verlo tanto todos los días, pero cuando en realidad apareció frente a mí, mi mente se quedó en blanco. Quizás porque nuestro último encuentro fue tan... abrupto y confuso.