—Podía verte revoloteando desde aquí, mi Señor —lo primero que nos recibió en el invernadero fue Lesta apoyado en la puerta y comentando con una sonrisa pícara. Pensé que parecía una persona tranquila y recogida al principio, pero a medida que paso más tiempo con él, puedo ver la juguetonidad casual que compartía con su gemelo.
—¿Y eso qué tiene? —respondió Natha con un tono plano mientras entrábamos en el invernadero, lo que significaba que podría estar un poco picado por eso o simplemente no le importaba. Mmm... difícil discernir.
Pero Lesta también respondió con una sonrisa fácil. —Que me alegra que haya una garantía de que estarás de buen humor durante todo el día.
—Qué descarado eres, ¿no? —resopló Natha mientras apartaba un gran helecho del camino para mí.
Como pensé, él se comportaba bastante diferente con sus vasallos cercanos. Más cordial, ¿o quizás porque estaba de buen humor? Sentía algo de pena por Heraz, que tuvo que enfrentarse al Natha malhumorado anoche.