Mientras Valen recibía una lección de historia del Señor Vampiro, Lesta escuchaba la explicación sobre el Eterno de Eruha.
Se sentaron en el sofá, uno frente al otro como si estuvieran a punto de realizar una negociación de rehenes. Había una clara tensión en el aire que los separaba, a solo dos metros de distancia. Pero era una pared fina que Lesta no quería atravesar en ese momento.
Con los brazos cruzados, Lesta se mostraba cada vez más atónito a medida que continuaba la explicación. No lo demostraba mucho hacia el exterior, pero ojos agudos serían capaces de ver su pupila ligeramente temblorosa.
—¿Algo tan importante, y nunca me lo dijiste todo este tiempo? —preguntó con incredulidad, esforzándose al máximo por contenerse y no mostrar su descreimiento a gritos.