Damien nunca había imaginado que sería protegido por Kendall de esta manera.
En cuanto a los juegos y esas cosas, no eran su fuerte.
Encontró una excusa para salir del juego, y una sonrisa tenue se dibujó en sus labios.
Aiden estaba detrás de él, luciendo confundido.
—Si quieres conquistar a la señora Parker, ¿por qué no le dices quién eres?
Si la señora Parker supiera que Leo era Damien Knight, le expresaría gratitud.
—Con su personalidad, si descubriera que Leo soy yo, estaría rompiéndose la cabeza en este momento, tratando de averiguar cómo devolver mis 50 millones.
Damien caminó hacia la ventana de piso a techo, y su voz profunda y elegante llevaba un matiz de ternura.
Desde jugar al ajedrez hasta ser compañera de juegos, él podía sentir su determinación.
Había un hilo tirando de ella, exigiendo que cumpliera cierta condición, y ella no podía permitirse ser negligente o cometer errores.
Ese era su secreto, y él no quería entrometerse.