"¿Lo estás viendo, mamá?"
"Lo estoy viendo, hijo."
Una pequeña figura apareció delante de ellos, habiendo emergido de un arbusto. Era de apariencia muy peculiar, pareciendo una pequeña formación casi ovalada de pelo frondoso, marrón oscuro, que barría el suelo con movimientos sutiles, como si evaluara si debía moverse o quedarse quieta en su posición actual.
"¿Crees que sea malo?" preguntó Nathaniel. Era la primera vez que veía algo así; nada parecido a algún animal del que hubiera oído en su vida anterior. Aunque no parecía agresivo al principio, su apariencia extraña le daba malas vibras.
"Estoy con la misma duda... aunque se ve muy tonto." Inclinándose un poco hacia adelante, Mallory agitó una de sus manos para ver la reacción de la criatura. "Achiiis, chiiis", fue el sonido que emitió el animal, algo similar a un estornudo. Aunque no parecía tener ojos con los que ver el movimiento de la mano de Mallory bajo ese gran pelaje que cubría todo rastro de piel, se movió un poco inquieto tras hacer ese ruido.
"Debe ser un ejemplar bebé de lo que sea que sea su especie," añadió Mallory, viendo la reacción inquieta del extraño animal al movimiento de su mano. Aunque no parecía tener intención de atacar, Mallory seguía un tanto inquieta, recordando el encuentro inesperado con esa araña espeluznante de hace unos minutos. Sin darse cuenta, había extendido una mano hacia atrás, como señal para que Nathaniel se pusiera detrás de ella mientras evaluaba esta nueva situación.
"¿Deberíamos espantarlo?" sugirió Nathaniel, ya refugiado detrás de su madre. "No parece gran cosa... considerando lo que ahora sé que puedes hacer."
"Heh, tienes razón, no sé por qué me preocupo. No es tan amenazante..." Mallory se enderezó, preparándose para ahuyentar a la criatura con una postura más intimidante cuando se acercara. "Bueno, ahí voy..."
"¡Chiiii...!"
Inesperadamente, la criatura peluda salió volando varios metros por encima del arbusto de donde había salido, desapareciendo de la vista. Otra figura, esta vez humana pero encorvada y cubierta por una capucha de un rojo oscuro, había aparecido repentinamente y había pateado al pequeño ser para ocupar su lugar frente a madre e hijo. El momento fue dramático, casi teatral.
"¡Ah! ¿Qué fue eso?" Nathaniel dio un pequeño salto de la impresión.
"¡Peludo nooo!" Mallory se llevó ambas manos a las mejillas, sorprendida por el giro de los acontecimientos, pero más por el trato cruel hacia la pequeña bola de pelo que no había hecho nada más que ser fea. "¿Cómo te atreves? ¡Eso no estuvo bien!"
Con las manos en las caderas y una mirada de indignación dirigida hacia la figura encapuchada, Mallory se preparaba para un nuevo enfrentamiento.
"¿Qué importa ese Mopello? Preocúpense por ustedes mismos, y mejor no hagan nada, a menos que quieran recibir el mismo trato..." amenazó el encapuchado, con una voz extrañamente grave y femenina, como si intentara sonar intimidante.
"Hey hey, ¿Eso que oí fue una amenaza?" Mallory apuntó con un dedo a la encapuchada. "Te advierto que yo puedo partir árboles de un golpe." Cambió la posición de su mano, llevándose el pulgar al pecho. "Y este terrón de azúcar de aquí puede confirmarlo, ¿cierto, Nathy?" Dijo, colocando su mano sobre la cabeza de Nathaniel.
"¡Cierto!" Nathaniel asintió animadamente, sonriendo ampliamente por la confianza de su madre.
"Así que, muéstrame tu rostro o me veré obligada a darte tu merecido por haberle pegado a ese pobre, y feo, Mopello." Mallory se puso en guardia, preparada para cualquier acción de la figura que los había amenazado.
"...Partir árboles es algo que se puede hacer con entrenamiento. Si intentas sorprender a alguien con eso, déjame decirte que no funcionará." La chica encapuchada se enderezó, aún manteniendo su rostro oculto bajo la capucha, mientras uno de sus brazos se movía dentro de la capa, como si estuviera a punto de sacar algo.
Nathaniel, que observaba desde atrás, pensó en lo que implicaban las palabras de la chica. ¿Había personas mucho más fuertes allá afuera? Se preguntó si su madre sentía la misma inquietud que él, pero no podía saberlo. Solo podía confiar en que ella sabría qué hacer, como siempre había sido.
Mallory frunció el ceño, sorprendida por el comentario. Partir un árbol había sido una de las cosas más impresionantes que había hecho en su vida, y hasta ahora lo consideraba una demostración de fuerza que la hacía sentir más segura. Pero ahora, empezaba a vislumbrar que este mundo tenía niveles de poder mucho más peligrosos de lo que había anticipado. "Este mundo... es más peligroso de lo que pensé." Apretó los puños. Si quería proteger a Nathaniel, tendría que ser capaz de superar esos peligros rápidamente, sin dudar.
Intentó mantener la calma, alargando la conversación mientras evaluaba la situación. No era prudente lanzarse al ataque sin entender bien a qué se enfrentaban. "Espera, nosotros apenas caminamos un poco y no sabemos mucho sobre aquí, literalmente. ¿Siquiera sabes de dónde venimos? No tiene sentido que nos trates así."
"No sé ni me importa, pero no piensen que pueden andar haciendo un alboroto sin llamar la atención de alguien inesperado. Sus vestimentas raras delatan que son extranjeros, y les daré una muestra de lo que les pasa a quienes no se toman las cosas en serio en lugares que no conocen..."
"¿Ropa rara? Pero si mis jeans no están tan mal..." Mallory miró hacia abajo, preguntándose si había algo mal con su ropa, la misma que llevaba antes de su renacimiento en este mundo. "Y tu intento de voz atemorizante no me impresiona. No finjas, se nota que eres una niña... ¿Dónde están tus padres?"
"Tch..." La expresión de la chica encapuchada se endureció brevemente bajo su aspecto misterioso, aunque no lo mostró del todo. "Entonces será por las malas..." Pronunció esas palabras al abrir su capa, revelando una daga brillante en su mano.
"¿¡Qué demonios!?" Mallory dio un paso atrás, impactada al ver el arma blanca en manos de la niña. Un escalofrío recorrió todo su cuerpo, trayendo de vuelta una sensación que creía haber dejado atrás. No esperaba volver a enfrentarse a algo así, no en esta nueva vida. Sus manos temblaron y, por un momento, quedó paralizada, como si todo el control que normalmente tenía se desvaneciera.
"¡Mamá! ¿Qué hacemos?" Nathaniel sacudió el brazo de Mallory, al darse cuenta de que ella había quedado atrapada en sus pensamientos, sin ofrecer una respuesta ni ponerse a la defensiva. Sentía como si lo hubiera dejado solo ante el peligro real que representaba la chica armada.
Y entonces, un boom sónico resonó en el aire.
"Ahora, harán lo que les..." Creyendo que había hecho contacto su daga con el cuello de Nathaniel para tenerlo de rehén, la chica pronunció esas palabras, pero grande fue su sorpresa al ver que lo que había sentido en su daga era ni más ni menos que el agarre de Mallory, quien apretó con fuerza el filo para que no se moviera de su lugar, a centímetros de Nathaniel, quien apenas estaba procesando lo ocurrido y parpadeó desconcertado.
"¿¡Eh!? N-no puedo... sacarlo."
"No te quieras... pasar de lista... mocosa." Aunque Mallory no la mirara directamente, con sus ojos aún fijos al frente, su mirada era intensa, casi como si desprendiera un aura pesada que erizó la piel de la chica.
"Oh... woah..." Al finalmente procesar lo que había pasado, Nathaniel dio unos cuantos pasos hacia atrás. "Mamá...?" Vio la figura de su madre de espaldas ante él, completamente quieta, y casi podía percibir su respiración enojada. "¡Ah, estás sangrando!" Notó que la mano con la que sostenía la daga estaba apretando con tanta fuerza que el filo comenzó a cortar su palma, algo que también notó la chica.
"¿Qué...? ¿Estás loca o qué? ¡Tú-!" Las palabras se le cortaron abruptamente cuando la otra mano de Mallory se acercó, de manera imprevista, a su capucha, amenazante como el resto de su presencia, jalándola hacia sí misma para no dejarla ir.
"¡No!" exclamó la chica, zafándose de su capucha a duras penas para evitar el agarre.
"Oh..." Mallory finalmente vio el rostro de la chica, con un corto cabello rojo carmesí que terminaba en puntas onduladas y algo desordenadas, moviéndose con el viento mientras ella retrocedía, aterrizando a una corta distancia de ellos. La joven, de rasgos muy juveniles pero con manchas de suciedad en su rostro, se levantó nuevamente, pero esta vez con una expresión diferente. Sus ojos, de un brillante amarillo que se mezclaba con un tono rojizo, grandes por la sorpresa, miraban en silencio a Mallory, quien aún sostenía la daga en su mano ensangrentada, observándola con una calma imperturbable. Al mismo tiempo, la capucha que le había arrebatado yacía en el suelo.
"Tu... tu..." La joven gruñó en voz baja, queriendo recuperar su capa, pero temía lo que Mallory pudiera hacer, aunque ella parecía extrañamente tranquila.
Nathaniel también observaba a la joven, ahora desenmascarada, notando que parecía casi de su misma edad. Por un breve momento, la consideró "linda", pero la situación la hacía parecer más un peligro. Vio cómo la chica, indecisa y enojada, miraba con anhelo su capucha caída, queriendo recuperarla. Por un instante, él pensó en devolvérsela, comprendiendo el sentimiento de perder algo propio, aunque la situación no exigía amabilidad. En ese tenso silencio, lo máximo que llegó a hacer fue acercarse a la capucha en el suelo, levantarla con sus manos, y mirar a la joven, obteniendo una mirada de vuelta.
Mallory, notando el intercambio, finalmente dio un paso adelante, alertando por completo a la joven, quien terminó por retirarse, produciendo nuevamente un estruendo con su huida.
"Se fue..." mencionó Nathaniel cuando la joven desapareció de su vista, aún sosteniendo su capucha en las manos.
"Ah, sí... qué bueno, ya estaba... perdiendo la paciencia..." respondió Mallory, con un tono que parecía contener ira. Soltó la daga de su mano, dejándola caer al suelo, ensangrentada. Luego se giró hacia Nathaniel, sonriendo un poco. "Uff... entonces, ya todo está bien. No creo que nos moleste más. ¡Parece que tu mamá la asustó de verdad, eh! Jaja," su ánimo subió de manera algo improvisada, como intentando calmar la situación.
"Ahh, sí... realmente la hiciste huir. Incluso dejó su capucha atrás," dijo, levantándola un poco en sus manos. "¿Crees que volverá por ella?"
"No lo sé, tal vez... Si es que llegamos a vernos de nuevo, y si cree que lo tenemos con nosotros, claro. En ese caso... tíralo por ahí," señaló los arbustos cercanos.
"Emm... no sé si esté bien..." Aunque la idea tenía sentido para él, una parte de él quería pensar que, si la chica supiera que él estaba cuidando su capucha hasta un posible próximo encuentro, tal vez no los vería con malos ojos, y podría incluso disculparse. Con lo poco que sabía de las personas, creía que podían ser tan amables como su madre, si se presentaban de la forma correcta. "Parecía que por fin tenías todo bajo control, así que no habría problema en un posible nuevo encuentro si ella vuelve por su capucha. En ese momento... podríamos tener una conversación más clara."
Mallory dudó un poco ante la idea. No le gustó para nada que esa pequeña ladrona hubiera intentado acercarse a Nathaniel con un arma, pero al final de cuentas, era solo una niña. Pensó que debía tener padres. Su lado materno responsable la tocó un poco. ¿Regañar a la niña y llevarla con sus padres si se cruzaban de nuevo? Sonaba como algo que no esperaba hacer tras renacer en un mundo aparentemente mágico, pero Nathaniel confiaba en que ella sería la madre ejemplar, así que eso sería. "...Está bien, pero dámela a mí, no quiero que te ensucies."
Nathaniel sonrió. Otra oportunidad de comenzar bien con ella quedó materializada en su mente. Era raro, pero se hizo la idea de que era para hacer que ella les pidiera disculpas. "Eh, un momento... ¿No te estaba sangrando la mano?" recordó al pensar en su madre agarrando la capucha.
"Es cierto... había agarrado muy fuerte esa daga. Espero que no sea tan— ¿Eh?" Mallory miró su mano, no había ninguna herida abierta en su palma, solo sangre seca. "Esto es muy extraño... juro haber sentido que me hice un gran corte."
"A ver, ¡déjame ver!" Nathaniel miró más de cerca, notando lo mismo que su mamá: su palma estaba intacta. "¡Por todos los cielos... regeneración!" exclamó con entusiasmo.
"¿Regeneración? ¿Como en iguanas y ajolotes?" preguntó confundida por su emoción.
"¡Sí! ¡Quizás mucho más que ellos! Solo mira: se supone que tu herida por la daga hizo que saliera mucha sangre, pero ahora solo quedan las manchas secas en tu mano, y ni siquiera pasó tanto tiempo. ¡Es genial!"
"Es increíble... así que no estaba limitada a la superfuerza y la supervelocidad. Muy conveniente. Me pregunto hasta dónde más llegarán estos poderes... ¡Sí, muy genial! Ahora sé que puedo arriesgarme un poco más sin preocuparme por cómo quedaré..." Hizo puños varias veces con su mano previamente herida, para comprobar que realmente estaba bien. "Entonces, todo en orden. Deberíamos continuar. Al menos ahora sabemos que los humanos aquí son casi como nosotros," recordó el color de ojos y cabello inusuales de la joven, "y hablan nuestro idioma. Más conveniente."
"Muy bien. Ah, pero ten la capucha, como me la pediste."
"Oh, sí, por supuesto... um..." Mallory notó el brillo de la daga en el suelo, reflejando la luz. "Un momento..." Se arrodilló un poco y, con algo de ira aún por la situación reciente, rompió la daga en varios pedazos con un golpe, dejándola inutilizable. "Bien, ahora nadie más podrá volver a usarla."
"Jej... veo que tienes más confianza en esto de usar tu superfuerza, ¿eh?"
"Fue lo mejor que pensé, cariño. Saber que al menos dejé inutilizable un arma peligrosa como esta me deja más tranquila. Ahora sí, continuemos con nuestra caminata." Agarró la capucha de las manos de Nathaniel, la dobló un poco y la sostuvo a su lado, retomando el camino con él. Sin embargo, apenas avanzaron un poco hasta llegar al punto de donde la joven desapareció, cuando notaron que esa misma zona parecía extrañamente quemada, como si una explosión hubiera dejado marcas alrededor.
"¿Y eso qué...?"
"¿Lo habrá causado la chica, mamá?" Nathaniel miró con duda la zona afectada en el suelo, pensando si tendría algo que ver con los estruendos que había causado la chica al moverse a gran velocidad.
"A este punto, acepto cualquier idea..." respondió Mallory con desgana, dejando atrás esa escena mientras ambos continuaban caminando.
No faltaría mucho para un encuentro menos tenso si seguían avanzando.
"Mamá... ¿podría probarme por un momento esa capa?"
"No."