El chico oye voces a su alrededor, las manos la sientes inmóviles y su visión cegada por algo que se encuentra puesto sobre ellos:
-¿Cuánto tiempo debo estar vigilándolo?- pregunta Kenzo.
-Todo el tiempo que puedas- dice un hombre de voz más ronca
-No me dice mucho tu respuesta. Hey, Teressa ¿ya le sacaste sangre al chico? - dice Kenzo
-Si, ya está maldito viejo gruñón. – responde la mujer de unos treinta años, cabello largo y cuerpo atlético y sensual- te recuerdo que esto es solo protocolar para verificar que no sea un infectado completo
-¿Qué me van hacer?- pregunta el chico, atrayendo la atención de los presentes
Kenzo mira al hombre de voz ronca, estatura y físico prominente, pero de mirada inocente y voluntad invencible. Este asienta con la cabeza y Kenzo le corta la venda y cuerda que le impiden mover las manos.
El chico se quita las vendas y luego las cuerdas, encontrándose con primero a personas que no había visto nunca y luego el nerviosismo de no saber dónde se encuentra:
-¡Mis camaradas!- se exalta, dando un fuerte salto hacia adelante
-Tranquilo, tranquilo-lo detiene el hombre con musculatura propia de alguien que dedica horas a fortalecerse físicamente- me llamo Ryoma Kuwata. Él es mi vicecapitán Kenzo Okashima y ella es Teressa Waruti, la médica del grupo
-No tengo la menor idea de quienes son, pero tengo que ir con mi gente- salta una vez mas de su lugar hacia la puerta y rápidamente Kenzo lo detiene con su espada apoyada en el cuello del chico, asustándolo
-¡Kenzo!- dice Teressa al ver que su compañero maltrata al joven
-Entiendo que estés nervioso, pero no te servirá de nada la arrogancia. Vuelve a la camilla, rápido. No quiero usarla fuerza – advierte el espadachín con mirada penetrante que, sin siquiera usar su arma, pulverizaría sin problema.
-Kenzo, ¿Cuántas veces te he dicho que mantengas una actitud calmada y nada agresiva? - se toma la cabeza Ryoma
Kenzo suspira y guarda su espada. Teressa se acerca y señala la camilla con una mirada y sonrisa materna para con el chico. Sin opción más que hacerle caso a esa bella sonrisa, camina hacia la camilla y reposa mientras mira a Ryoma y luego recorre con sus ojos el lugar que parece ser un almacén precario con diferentes artilugios y productos con fines medicinales.
Detrás de la puerta donde se había acercado, escucha voces de más personas inclusive una chica que al parecer es más joven que él, entonces surge una pregunta que le hace a Ryoma:
-¿Quiénes son ustedes?
-No te bastará con mi nombre ¿verdad? - dice Ryoma
-No sobreviví solo con nombres- responde el joven
-Primero que nada, quiero saber tu nombre. Luego hablaremos y…-
-Soy Sora Kotomi, tengo 17 años y vivo, bueno vivía en Yokohama.
Cuando menciona a Yokohama, Ryoma, Kenzo y Teressa se miran entre sí preocupados a la vez que sorprendidos:
-¿Cuándo fue que viviste allí?- pregunta Teressa
-Hace unos cuatro meses. Vivía con mi abuelo en el centro, cerca de Tokio. - dice Sora.
-¿Cómo hiciste para sobrevivir en ese lugar abandonado por dios?- pregunta Kenzo
-¿De qué hablas? ¿Por qué están tan sorprendidos?
-¡¿Cómo no estar sorprendidos si…?!- se deja llevar Kenzo
-¡Kenzo!- grita Ryoma al ver que una vez más su mano derecha pierde los estribos
Kenzo se da cuenta e inclina hacia adelante, pidiendo disculpas a Sora y saliendo del lugar para no incomodar. Ryoma acerca una silla y ubica al lado de la camilla, luego mira a Teressa y esta asiente y se retira como hizo Kenzo.
Después de que ella los dejase solos, Ryoma le da al chico una barra de cereal para que recupere energía:
-Cómelo, es nutritivo y te quita el hambre.
-Gracias- toma la barra y la devora sin pudor- ¿Quiénes son ustedes? Ya les di mi nombre y de dónde vengo
-Si, eso hiciste y no hay motivo para evitar la pregunta. Pero primero quiero preguntarte si sabes que ha ocurrido desde hace tiempo.
-¿Te refieres al fin del mundo?
-¡Jajaja! Es una gran forma de verlo- ríe a carcajadas- Pues verás, nosotros somos quienes debieron encargarse de todo. Somos la Shield Force de Japón o lo que queda de eso
-¿La…Shield Force? ¿no fueron desmantelados?
-Pues, vivir en un islote maloliente que se mantiene a flote por antiguos logros y encadenado a la gran ciudad de Tokio, si, estamos desmantelados.
Sora no entiende nada de lo que Ryoma le está diciendo, y es aún más confuso siendo que la antigua organización se le dio de baja hace más de 5 años y prácticamente los zombis han tomado la ciudad y aquellas personas afortunadas pueden vivir en las aguas, agarradas a tierra firme con cadenas, vigilancia plena y poblaciones que constantemente requieren comida, agua potable y medicina:
-¿Sabes qué pasó con ese virus?- pregunta Sora
-Vas al grano de la cuestión. A decir verdad, ni siquiera nosotros, cuando éramos una unidad demasiado poderosa e influyente, pudimos descubrir que sucedió. Solo pasó y ya…
-Mas bien, un virus surgido en China o la India…-interrumpe Teressa, explicando- muchos grandes médicos que se han perdido en este apocalipsis tuvieron sus teorías. Muchos afirmaban que era un virus mutado de las pestes de los ríos en la India, otros que animales infectados con un virus que solo les afectaba, fue digerido por un humano enfermo y eso hizo que mutara. La teoría que más estoy de acuerdo es que el COVID de principio del 2000 se fusionó con el Ébola africano. Es gracioso cuando uno lo piensa, porque ese simple virus no puede levantarte después de la muerte y peor aún, es aún más ridículo que mutarán en criaturas del infierno. Es tan…estúpido- se toma del rostro y llora desconsolada con los recuerdos de aquellos que tiñeron de sangre sus manos y ropa que lleva puesta con las manchas seca
-Hey, Teressa- Ryoma se acerca y la abraza para consolarla
Ryoma acompaña a Teressa a su habitación y regresa a donde espera al chico:
-Siento mucho lo de recién. Ella fue una de las que tuvo que lidiar con decenas y cientos de muertes sin que pudiera hacer algo. Como médica no pudo hacer nada y sigue cargando con el arrepentimiento.
-N-No, está bien.
-Entonces ¿Dónde nos quedamos? Ah, claro. Escúchame bien, sumado a lo que Teressa dijo, es algo ridículo, pero no descabellado. Meses después del inicio de la pandemia, un meteorito que solo pasa cada decena de miles de años, llega a la tierra y desparrama una energía radiactiva color verde y rodea al planeta entero. Lo que siguió es desconocido.
-¿Las mutaciones o qué? No entiendo nada de lo que dices- Sora se toma la cabeza, mucho más confundido que antes
-Todo. Los infectados, evolucionados y las personas con poderes. Pasó todo tan de repente que quienes apenas nos graduamos, sufrimos esas mutaciones extrañas. - muestra sus brazos como las venas se tornaron verdes cuando usa sus habilidades
-Entonces yo…-muestra sus piernas con la misma condición
-Eres como nosotros Sora. Por razón te trajimos aquí.
Sora se queda mirando sus piernas, sin responderle solo pensativo sobre la pandemia que se llevó la vida de sus padres y el fenómeno espacial que acabó detonando el apocalipsis con infectados devorándolo todo y evolucionados destruyendo al ejército y toda estructura posible para recuperar la civilización en aquel entonces:
-¿Qué quieren de mí?- pregunta Sora
-Sora, en el momento en que ese fenómeno impactó en ti, te volviste alguien resistente al virus y, por lo tanto, recibiste una habilidad especial, el de poseer piernas fuertes. Sora, ¿quieres formar parte de la Shield Force?- le extiende la mano al muchacho, quien desorientado solo queda mirándolo
-¡¿Qué?!