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Chapter 4 - Tierra Olvidada

Sora empieza a sufrir ataques de pánico. Los latidos en su corazón se aceleran y siente la urgente necesidad de escapar a toda marcha, algo que hace sin pensarlo dos veces.

De una patada rompe la puerta de enfermería y corre a gran velocidad frente a todo el equipo. Él ni se percata de que se encontraban todos allí, esperando a recibirlo con los brazos abiertos.

Ryoma trata de alcanzarlo con su voz:

 

-¡Espera Sora! ¡el lugar al que quieres ir ya no existe!

-No te escuchó. -dice Kenzo.

-No me digas. -responde Ryoma.

 

Pero el chico corre y da varios saltos incluso en el aire, como si diera patadas que evaden a la gravedad, que lo llevan hasta la ciudad.

Tan solo le toma un día llegar gracias a su capacidad de movimiento y agilidad para sortear las hordas que se mueven entre las calles. Salta entre techos de los edificios.

Al llegar, encuentra la entrada de un edificio muy conocido en Japón forzada y mucha sangre. Lo peor ya recorre su mente, dándole mucho miedo de encontrar algo que no desea.

Da un gran salto y cae sin problemas hacia la calle, encontrándose a varios infectados, lentos y fáciles de esquivar por lo que llegar al interior del lugar es sencillo. Sin embargo, cuando se adentra, encuentra cuerpos siendo devorados por al menos, 4 o 5 infectados por cadáver. Sus manos abren la barriga y sacan órganos, vísceras, pulmones, corazón, lo que encuentra y se lo llevan a la boca con voracidad desmedida mientras jadean.

Las personas que le dieron un refugio y supieron darle cobijo, así como comida caliente y esperanza, ahora se encuentran devorados por esas criaturas tan grotescas que destruyeron a la civilización humana.

Una intensa sed de sangre lo domina, pero también el miedo, por lo que solo se queda petrificado en su sitio sin moverse. Entonces, Ryoma aparece en la entrada con su mano derecha sosteniendo la parte de atrás la cabeza de un infectado y otro debajo de su pie:

 

-Necesito aire fresco- dice Sora, sin caer en lo que acaba de ver y cabizbajo se aleja de allí.

-Seguro, vamos. - dice Ryoma y observa el interior como quedó el refugio. El infierno llegó a ese sitio- Maldición.

 

Ryoma lo lleva en el techo del edificio de enfrente y miran como van llegando infectados al lugar:

 

-Siento que tengas que verlo. La misión para venir a buscarlos se retrasó por las comunicaciones tan precarias. - dice Ryoma con la misma angustia que Sora. Haber fracasado en el rescate de los supervivientes es un peso más a la larga lista de fracasos que siente, son suyos.

-¿Q-Que fue lo que pasó aquí?- mira shockeado y unas intensas ganas de vomitar hacen que se doble y libere todo lo poco que comió.

-Tranquilo, tranquilo. -le dice Ryoma y mira Kenzo.

-Si. -responde el espadachín.

 

Kenzo se baja del edificio y mira hacia todos los rincones, observando que no haya infectados normales o evolucionados en el camino.

Al ver qué no haya nadie, corre hacia lo que fue el refugio de apenas 200 personas en un edificio de lo que antes fue un Mandarake, tiendas especializadas en figuras, consolas y cualquier pasatiempo friki de aquellos días pacíficos. Mientras, Sora continua en stock:

 

-Entonces ¿Cuánto tiempo perdí? No entiendo, no entiendo nada, maldición. -dice el joven.

-Cuando corres y luchas por tu vida, el tiempo corre de una manera que no podemos explicarlo. Nada de eso es tu culpa. Solo intentabas permanecer con vida. -lo anima Ryoma pero el rostro de él sigue nervioso y con lágrimas desbordando por sus mejillas.

-Ya no…ya no queda nada para mí. - dice Sora, angustiado y se desmorona hasta caer de rodillas y llorar desconsolado.

-No creo que tenga sentido decirlo de nuevo ya que tomaste una decisión antes, pero creo que es necesario el que veas esto. La situación se complicó incluso mucho antes de que el grupo y tú salgan a buscar comida. ¿Qué me dices? - dice Ryoma.

 

Espera la respuesta, pero el silencio es largo y entiende que el chico quiera estar a solas con sus propios pensamientos y aún desgarrados sentimientos:

 

-No hace falta responder inmediatamente porque es muy seguro que desees estar tranquilo y…

-Acepto. -interrumpe Sora, levantando su mirada con feroz brillo en los ojos.

-De acuerdo. No voy a dudar de tu decisión. -dice Ryoma.

 

Kenzo regresa después de limpiar el edificio a gran velocidad y Teressa reuniendo muestras necesarias para continuar investigando:

 

-Ya está vacío el edificio. - dice Kenzo.

-Hay que apilar los cuerpos para evitar que se descompongan y atraigan a los evolucionados. Ellos dependen de su canibalismo para continuar evolucionando. - dice Teressa, acomodándose la bata y guardando las muestras en el bolsillo. Se acomoda los lentes y continua- ¿Qué tal el joven? - lo mira a Sora.

-Parece que decidió unírsenos. - dice Ryoma.

-Oh, es una fantástica noticia. La juventud en el grupo florece como una flor de cerezo en pleno…-Teressa se muestra entusiasta.

-Genial, otra boca que alimentar y estamos con faltante de comida. -interrumpe Kenzo con la negativa actitud que lo caracteriza, pero no se opone a la inclusión del joven- No me opongo siempre y cuando sea de utilidad para la fuerza- añade.

 

Ryoma guía a Sora hacia un enorme vehículo hammer color negro y completamente equipado para misiones que requieren entrar a la ciudad y manejar grandes números de infectados y evolucionados. El chico mira sorprendido y a la vez que fascinado por ver tal máquina que, en palabras de él, es una estupenda arma de guerra lista para entrar en batalla:

 

-Quizás sepa lo que piensas y la respuesta es un simple y llano "No". -dice Kenzo mientras abre la puerta del conductor y toma asiento.

-No le hagas caso, es así con su bebé, aunque no es precisamente suyo sino de nuestra mecánica. -le dice Teressa a Sora.

-¿Qué? N-No, no, yo solo veía lo genial que es. - responde con vos temblorosa.

-Si ese es el caso…-sonríe Kenzo y levanta su pulgar arriba- tienes buen gusto.

 

Teressa lo mira con cierto desprecio hacia su compañero:

 

-Tu sí que eres orgulloso.

 

Ya en la hummer, Kenzo enciende el motor y conduce rumbo a la base que gracias a la extensión de la cadena que los une con la ciudad, permite que se muevan hasta 100km:

 

-Está anocheciendo demasiado rápido. - dice Teressa con la mirada sobre el cielo anaranjado.

-Llegaremos antes de que el sol deje de verse. - responde Kenzo.

 

Ryoma palpa la cabeza de Sora y le dice para reconfortarlo:

 

-Se que debe de ser dura esta situación, pero puedes estar seguro que podremos darlo todo para ayudar a los sobrevivientes que están allí esperando a ser rescatados. Ese es el verdadero trabajo nuestro, la Shield Force.