Chereads / Kurisutaru no Mezame / Chapter 16 - El Sello del Guerrero Estelar

Chapter 16 - El Sello del Guerrero Estelar

Akira, con el peso del mundo sobre sus hombros, se adelantó para tomar la espada divina. Sabía que el sacrificio sería grande, pero estaba decidido a proteger a su pueblo. Al tocar el arma, una luz cegadora lo envolvió, y una marca comenzó a formarse en su brazo, justo encima del cristal que ya llevaba.

La marca era un intrincado diseño que se extendía desde el cristal, como si la espada estuviera completando un rompecabezas cósmico. Era una representación del universo, con estrellas, planetas y nebulosas que se entrelazaban en un patrón complejo. A medida que la marca se completaba, Akira sintió un dolor agudo, como si le estuvieran arrancando un pedazo de su alma.

Con la espada en mano, Akira se sintió más poderoso que nunca. La energía de la espada fluía a través de él, fortaleciendo su cuerpo y su mente. Pero también sintió una conexión profunda con la espada, una conexión que lo ataba a ella para siempre.

La marca no era solo una señal de su sacrificio, sino también una llave que le permitía controlar el poder de la espada. Con un pensamiento, podía convocar rayos de energía, crear escudos protectores y manipular la realidad misma. Sin embargo, cada vez que usaba la espada, la marca se volvía más oscura, y Akira sentía un dolor creciente.

La batalla contra el Devorador de Mundos fue épica. Akira, con la espada divina en mano, lideró a sus compañeros en una carga desesperada contra la criatura. La espada cortó a través de las defensas del Devorador, infligiendo heridas profundas. Anya y Kaori lo apoyaban, utilizando sus propios poderes para debilitar al enemigo.

Después de una larga y agotadora batalla, el Devorador de Mundos fue finalmente derrotado. El reino estaba a salvo, pero a un alto costo. Akira, exhausto y lleno de heridas, se desplomó al suelo. La marca en su brazo brillaba intensamente, y el dolor era insoportable.

A medida que pasaba el tiempo, Akira se dio cuenta de que la marca no solo era una fuente de poder, sino también una prisión. Estaba atado a la espada, y no podía escapar de su destino. Sin embargo, a pesar del dolor y la soledad, Akira estaba decidido a cumplir con su deber. Se convirtió en el guardián del reino, protegiéndolo de cualquier nueva amenaza.

La Evolución Oscura

Años pasaron desde la derrota del Devorador de Mundos. Akira, ahora conocido como el Guardián Estelar, se había convertido en una leyenda. La marca en su brazo, lejos de debilitarse, había evolucionado, pulsando con una energía oscura cada vez más intensa.

La energía oscura que emanaba de la marca comenzó a influir en las criaturas del reino. Animales antes inofensivos se volvieron feroces y mutantes, desarrollando habilidades sobrenaturales. Las plantas se marchitaban y crecían de forma retorcida, convirtiéndose en trampas mortales. Incluso el clima se volvió impredecible, con tormentas eléctricas y terremotos sacudiendo la tierra.

Akira, al principio, atribuyó estos cambios a secuelas de la batalla contra el Devorador. Sin embargo, pronto se dio cuenta de que algo más siniestro estaba sucediendo. La marca, en lugar de ser una simple conexión con la espada divina, parecía ser una puerta hacia una dimensión oscura, una dimensión que estaba comenzando a filtrarse en su mundo.

A medida que la corrupción se extendía, Akira se volvió cada vez más aislado. Sus antiguos amigos y aliados comenzaron a temerlo, viéndolo como una amenaza en lugar de un héroe. Anya y Kaori, aunque lo apoyaban, no podían comprender la oscuridad que crecía dentro de él.

Akira se vio obligado a enfrentarse a su propia oscuridad. La marca, que antes le había dado poder, ahora lo consumía. Tenía visiones de un futuro oscuro, donde el reino caía bajo el dominio de las sombras.

En un intento por detener la corrupción, Akira se adentró en las profundidades de la tierra, buscando el origen de la energía oscura. Allí, descubrió una antigua ciudad subterránea, construida por una civilización perdida. En el centro de la ciudad, encontró un artefacto poderoso, una fuente de energía oscura que alimentaba la marca en su brazo.

Akira sabía que tenía que destruir el artefacto, pero también sabía que esto significaría renunciar a su poder. En una lucha interna, Akira se enfrentó a su propio demonio interior. Finalmente, tomó una decisión difícil. Con un corazón pesado, destruyó el artefacto, liberando al reino de la corrupción.

La Invasión Oscura

Al destruir el artefacto, Akira había sellado la fuente de corrupción, pero a un costo terrible. La puerta hacia la dimensión oscura se había abierto de par en par, y una horda de demonios comenzó a invadir el reino. Estos seres, retorcidos y malvados, estaban clasificados en una jerarquía precisa, cada rango con habilidades y poderes únicos.

En la vanguardia estaban los Desposeídos, criaturas esqueléticas y hambrientas que se alimentaban de la energía vital de los seres vivos. Le seguían los Corruptores, seres astutos y manipuladores que buscaban sembrar el caos y la discordia entre los humanos. Los Devoradores eran monstruos gigantescos y voraces, capaces de devorar ciudades enteras. Y finalmente, al mando de todas estas criaturas, estaban los Príncipes del Abismo, seres de pura oscuridad con un poder inimaginable.

Akira, debilitado por la batalla y la corrupción, se encontró solo y acorralado. La marca en su brazo ardía intensamente, atrayendo a los demonios como una llama a una polilla. Sin embargo, en lugar de ceder a la oscuridad, Akira decidió enfrentarla de frente.

Con la espada divina en mano, Akira se lanzó a la batalla. Los demonios lo rodearon, pero él los derribó uno a uno. La espada corta la oscuridad como si fuera mantequilla, y cada demonio que caía debilitaba la conexión entre la dimensión oscura y su mundo.

Anya y Kaori, al ver la desesperada situación de Akira, se unieron a la lucha. Juntas, los tres guerreros lucharon contra hordas de demonios, protegiendo a su pueblo. Sin embargo, a medida que pasaba el tiempo, se daban cuenta de que no podían ganar esta batalla solos. Necesitaban la ayuda de todos.

Convocaron a los guerreros de todo el reino, a los sabios y a los curanderos. Juntos, crearon una resistencia contra la invasión oscura. Los guerreros luchaban en la primera línea, los sabios desarrollaban nuevas armas y hechizos, y los curanderos atendían a los heridos.

La batalla fue larga y sangrienta, pero el espíritu de resistencia de los habitantes del reino no se quebró. Finalmente, después de meses de lucha, lograron repeler a los demonios y cerrar la puerta a la dimensión oscura.

Akira, debilitado pero victorioso, se retiró a un lugar apartado para recuperarse. La marca en su brazo se había desvanecido, pero las cicatrices de la batalla quedaron marcadas en su alma. Sabía que la amenaza de la oscuridad nunca desaparecería por completo, pero también sabía que siempre estaría allí para proteger a su pueblo.