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Chapter 21 - Un Encuentro Inesperado

Después de la profunda conversación con el Gran Árbol, Akira, Anya y Kaori se sintieron más conectados con este nuevo mundo. Comprendieron que su destino no se limitaba a regresar a su hogar, sino que también implicaba crecer y aprender en este nuevo entorno.

Decidieron quedarse un tiempo más cerca del árbol ancestral, meditando y absorbiendo su sabiduría. Con el tiempo, empezaron a sentir una presencia cercana. No era hostil, pero tampoco familiar. Al salir del claro, se encontraron con un grupo de criaturas humanoides, de piel verde y ojos grandes y brillantes.

Eran los Silvanos, habitantes del bosque y guardianes del Gran Árbol. Vestían túnicas hechas de hojas y llevaban arcos y flechas adornados con plumas de colores. Al ver a los tres amigos, los Silvanos se mostraron cautelosos pero no hostiles.

El líder de los Silvanos, un elfo anciano con una barba blanca como la nieve, se acercó a ellos. Con una voz suave y melodiosa, les dio la bienvenida. Les explicó que habían sentido su presencia desde hacía tiempo y que habían estado esperando el momento adecuado para conocerlos.

Los Silvanos invitaron a Akira, Anya y Kaori a su aldea, un lugar oculto entre las ramas de un árbol gigante. Allí, los amigos fueron recibidos con una cálida bienvenida. Los Silvanos compartieron con ellos sus costumbres, sus tradiciones y sus conocimientos sobre el bosque.

Anya, con su habilidad para comunicarse con los animales, rápidamente se hizo amiga de los niños silvanos. Kaori, con sus ilusiones, los entretenía con historias y juegos. Akira, por su parte, se ganó el respeto de los guerreros silvanos al demostrar su valentía y destreza.

Durante su estancia en la aldea, los amigos aprendieron mucho sobre este nuevo mundo. Descubrieron que los Silvanos eran descendientes directos de los primeros habitantes del planeta y que tenían una conexión profunda con la naturaleza. También aprendieron sobre los peligros que acechaban en el bosque, como criaturas oscuras que buscaban destruir la armonía del mundo.

La vida en la aldea silvana era pacífica y armoniosa. Akira, Anya y Kaori se sentían cada vez más a gusto entre estos seres tan conectados con la naturaleza. Sin embargo, la tranquilidad se vio interrumpida cuando el anciano líder de los Silvanos, con un rostro grave, los reunió a todos.

"Queridos amigos", comenzó, "una sombra se cierne sobre nuestro bosque. Una criatura oscura ha despertado de su letargo y amenaza con corromper la fuente de vida del Gran Árbol."

Los ojos de Akira, Anya y Kaori se abrieron de par en par. Sabían que tenían que ayudar. Con el tiempo que habían pasado en este mundo, habían llegado a apreciar la belleza y la armonía de este lugar. No podían permitir que una criatura oscura lo destruyera.

"Estamos dispuestos a ayudar", dijo Akira con determinación. "Lo que sea necesario para proteger este bosque."

Anya y Kaori asintieron con la cabeza, compartiendo la misma resolución.

El anciano sonrió con agradecimiento. "La necesitamos. La criatura oscura ha creado una barrera de niebla venenosa que rodea el lago sagrado, la fuente de vida del Gran Árbol. Solo aquellos que posean un corazón puro y un espíritu fuerte podrán atravesarla."

Los tres amigos se miraron entre sí, listos para enfrentar este nuevo desafío. Equipados con arcos y flechas proporcionados por los Silvanos, emprendieron el camino hacia el lago sagrado

Akira, Anya y Kaori se adentraron en la niebla venenosa que rodeaba el lago sagrado. La visibilidad era casi nula, y el aire estaba cargado de un hedor nauseabundo. La criatura oscura, una sombra colosal que se deslizaba por entre las ramas, los acechaba desde las sombras.

De repente, un rugido ensordecedor resonó en el bosque. Una figura gigantesca emergió de la niebla: una bestia con escamas negras como la noche y ojos que brillaban como brasas. Sus garras, afiladas como dagas, desgarraban el suelo con cada paso.

Akira, con su arco tensado, fue el primero en atacar. Una flecha, guiada por su puntería precisa, se clavó en el hombro de la criatura. La bestia rugió de dolor y se lanzó hacia ellos. Anya, con un ágil movimiento, esquivó sus garras y clavó una flecha en uno de sus ojos.

Kaori, por su parte, utilizó su magia para crear una ilusión que confundió a la criatura. La bestia, desorientada, se lanzó contra un árbol, haciendo temblar el suelo. Aprovechando la oportunidad, Akira y Anya descargaron una lluvia de flechas sobre ella.

La batalla fue larga y agotadora. La criatura oscura era más fuerte y más rápida de lo que habían imaginado. Pero Akira, Anya y Kaori no se rendían. Luchaban con todas sus fuerzas para proteger el bosque y al Gran Árbol.

En un momento crítico, la criatura se abalanzó sobre Anya. Akira, con un grito de desesperación, se interpuso en su camino. La bestia lo golpeó con una de sus garras, lanzándolo varios metros. Anya, enfurecida, se lanzó sobre la criatura y clavó su espada en su corazón.

La bestia rugió por última vez y se desplomó al suelo, inerte. El bosque, liberado de su influencia, comenzó a sanar. La niebla venenosa se disipó y los rayos del sol penetraron entre las ramas, bañando todo de luz.

Akira, gravemente herido, yacía en el suelo. Anya, con lágrimas en los ojos, lo tomó en sus brazos. Los Silvanos, que habían estado observando la batalla desde lejos, se acercaron para ayudarlos. Con hierbas curativas y cánticos ancestrales, lograron estabilizar a Akira..