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Chapter 5 - CAPÍTULO 4: MISIÓN CUMPLIDA

[Punto de vista en tercera persona]

Después de su merecido descanso tras caminar sin parar durante dos largos meses, el entrenamiento del joven Shingen comenzaría. Tal como lo imaginaba el joven, el entrenamiento en la escuela de la grulla era totalmente lo contrario al entrenamiento de la escuela tortuga de Roshi. En la escuela de la grulla, todos los días se trabajaba duro y se comía lo justo. De igual manera, el descanso era escaso y estaba reservado para ir a dormir; no se podía jugar y solo se podía socializar en medio de los entrenamientos o encargos.

Habiendo pasado una semana desde que empezó a entrenar y aprender todo tipo de artes y conocimientos ya perdidos sobre figuras importantes que se graduaron de la escuela de la grulla, Shingen se dio cuenta del gran favoritismo que el maestro Tsuru tenía hacia Ten Shin Han y de la poca atención que le prestaba a Chaozu. Se podría decir que tanto Shingen como los demás discípulos estaban justo en el medio de esa balanza, compitiendo entre ellos por la atención de su maestro. Sin embargo, una y otra vez, el joven Ten Shin Han los derrotaba gracias al favoritismo que Tsuru le mostraba. El joven de tres ojos pudo mejorar su control de ki y dominar una técnica que para los demás discípulos era muy difícil de realizar sin un buen control del ki: el "Dodonpa".

Había escuchado y a veces visto que los discípulos que intentaban usar esta técnica sin tener un buen control de ki sufrían consecuencias. En ocasiones, sus dedos se reventaban debido a una mala acumulación de energía, o incluso perdían el brazo completo. Al no controlar el ki con suficiente maestría, la energía se liberaba de manera rápida y descontrolada, llevando a situaciones terribles. Pero después de tres semanas bajo la tutela constante y agotadora del maestro Tsuru, Shingen finalmente pudo usar el Dodonpa.

- [ 2 MESES DESPUÉS] -

Después de un entrenamiento su maestro les daría por fin una misión, que consistente en matar a un grupo de 40 soldados de la Patrulla Roja que se habían asentado en la base de la montaña donde se encontraba la escuela de la grulla para robar información sobre sus secretos y técnicas de su escuela.

Para Shingen, esta prueba no le gustaba mucho, ya que al final tendría las manos cubiertas de sangre, aunque fueran de personas tan horribles como los soldados de la Patrulla Roja.

Tsuru creó un escuadrón con sus discípulos más talentosos, entre los que se encontraban Ten Shin Han, Shingen, Motobe y Chaozu.

Este último fue una sorpresa para Shingen, ya que sabía que el maestro Tsuru tenía muy poco aprecio por este discípulo en particular, pero aún así confiaría en él para esta clase de misión.

Después de salir de la escuela con el permiso de Tsuru, los cuatro jóvenes se reunieron en una zona específica y discutieron lo que harían a partir de ahora.

—Opino que deberíamos realizar un ataque sorpresa por la noche para tomar a todos desprevenidos y liquidarlos usando las dagas que nos entregó el maestro —concluyó Ten Shin Han sin querer hablar demasiado con sus compañeros al no ser todavía muy cercanos.

—Y…Yo.., apoyo la decisión de Ten —dijo tímidamente Chaozu, estando de acuerdo con todo lo que su mejor amigo decía.

—Nah, pienso que debemos usar nuestras habilidades de combate al mismo tiempo y eliminar a cualquiera que tengamos delante —opinó Motobe, demostrando su bajo coeficiente intelectual para planificar estrategias.

Después de la respuesta de Motobe, tanto Ten Shin Han como Chaozu discutieron con él sobre su pésima estrategia. Mientras ellos discutían, alzando cada vez más la voz, una voz fuerte y autoritaria los silenció a los tres jóvenes al mismo tiempo.

—¡SILENCIO! —gritó Shingen, frustrado por lo infantiles que eran, aunque era comprensible debido a sus edades.

Cuando todos se callaron y miraron a su compañero, que estaba de pie con los brazos cruzados y una mirada ceñuda, los chicos prestaron atención a Shingen mientras hablaba.

—Este no es ni el lugar ni el momento adecuado para que ustedes comiencen a discutir. Debemos aplicar las enseñanzas que nuestro maestro nos impartió: atacar por sorpresa y aprovechar cualquier debilidad del enemigo. ¿Se les olvida lo que le sucedió al grupo anterior que fue enviado a una misión muy lejos y terminó torturado y asesinado por los ladrones de tensores a los que fueron a eliminar?

Habiendo dicho eso, Shingen bajó mucho el tono de su voz al final de su reprimenda y les explicó lo que debían hacer cada uno de ellos y cómo debían hacerlo para no sufrir ninguna pérdida.

—Ten y Chaozu, ustedes deben ir a asesinar a los francotiradores que están estacionados en esas dos colinas. Motobe, tú debes encargarte de los que patrullan fuera del campamento sin hacer mucho ruido. Yo me haré cargo de los que están en la torre de vigilancia para que ustedes tres puedan llevar a cabo la tarea sin problemas —concluyó Shingen. Los otros tres jóvenes aceptaron su estrategia y la llevarían a cabo.

Después de que los jóvenes se posicionaron para cumplir con la tarea, esperaron a que Shingen terminara con la suya y eliminara a los objetivos dentro de la torre de vigilancia para que ellos pudieran encargarse de los otros objetivos.

Mientras Shingen se escabullía y subía rápidamente las escaleras de la torre, se ocultaba detrás de unas cajas y observaba que solo había cuatro soldados dentro. Cada uno de ellos portaba un rifle automático sin seguro, listo para disparar en caso de amenaza.

Tras verificar que no habría más soldados cerca, Shingen caminó con sigilo, asegurándose de que sus pasos no hicieran ruido. Esta técnica de sigilo era una enseñanza del maestro Tsuru, útil para ataques sorpresa o cuando la huida era la mejor opción. Aunque Shingen se sintió molesto al pensar en la posibilidad de huir, sabía que para Tsuru, no cumplir la misión significaba no ser digno de todo lo aprendido en la escuela de la grulla.

Una vez lo suficientemente cerca, Shingen se movió rápidamente y silenciosamente. Desarmó a su objetivo con un movimiento preciso, y mientras caía, los otros soldados, alertados por el ruido, se giraron. Vieron a un niño con un cuchillo acercándose a ellos a una velocidad sobrehumana. Antes de que pudieran reaccionar, sus manos fueron cortadas y, con horror en sus rostros, sus cuellos también fueron seccionados, cayendo sin vida en charcos de sangre.

Shingen observó la cruda escena frente a él, frunciendo el ceño y sintiendo el peso de haber arrebatado vidas. Decidió enfocarse en completar la misión y dejar para después cualquier reflexión sobre sus acciones.

Cuando Shingen dio la señal, los otros jóvenes comenzaron su parte. Mientras observaba, Shingen pensó en todo lo que el maestro Tsuru les había enseñado. Como una esponja, absorbía la información sin importar su naturaleza, aunque a veces con disgusto.

Descansando un momento hasta que su grupo completara sus tareas, un pensamiento abrumador asaltó nuevamente a Shingen. Dudó de su intención original y se preguntó si todo lo que estaba haciendo era necesario.

—Al final, me he convertido en un asesino en lugar de un artista marcial. Si mis padres me vieran así, estarían decepcionados por el camino que he elegido para obtener más poder —sintió una pequeña ola de pánico y trató de recuperar el control de sus emociones—. No, debo seguir adelante. Aunque mis acciones puedan ser cuestionables para los demás, puedo justificarlas diciendo que no tenía otra opción. Si no lo hacía, el viejo Tsuru me habría asesinado. No debo dudar!.

Después de que los otros jóvenes cumplieran sus objetivos, se reunieron con Shingen en la torre de vigilancia y decidieron seguir el plan de Ten Shin Han para eliminar a todos los soldados del campamento. Luego regresarían a la escuela de la grulla, donde informarían a su maestro sobre su logro y cómo lo habían llevado a cabo paso a paso.

Al llegar a la escuela y dar las buenas noticias del cumplimiento de su misión a su maestro, este último los felicitó por su buen trabajo y luego les presentó a su hermano menor, quien, según Tsuru y sin una pizca de vergüenza les revelaría que si ellos fallaban en la misión el enviaría a Tao Pai Pai para que terminara con la vida de esos soldados.

Cuando Tsuru terminó de hablar, Tao Pai Pai se acercó al grupo de cuatro niños y los miró con agudeza. Al observar a Ten Shin Han, Chaozu y Motobe, no encontró nada interesante en ellos; incluso después de ver el tercer ojo de Ten, no mostró sorpresa alguna. Sin embargo, cuando posó su mirada en Shingen, no pudo evitar abrir un poco los ojos y preguntó con tranquilidad:

—¿Cómo te llamas, muchacho? —preguntó secamente el temible asesino.

—Shingen, señor —respondió el joven, algo nervioso porque sabía quién era Tao Pai Pai y lo que le sucedería si lo enfurecía.

Después de un breve momento de silencio y con miradas expectantes de los presentes, el recién llegado Tao Pai Pai decidió romper el silencio y hablar nuevamente.

—Seré breve pero claro: quiero que vengas conmigo y seas mi discípulo —dijo Tao con seriedad y autoridad en su voz.

[FIN DEL CAPITULO N°4]

[NOTAS DEL AUTOR]: Hola a todos, espero que les guste este capítulo. Como pudieron ver, decidí ampliar un poco la historia en este arco de la escuela de la grulla, dándole a Shingen y a sus nuevos compañeros misiones que son todo lo contrario a las que Roshi les da a sus alumnos como Goku y Krillin. Estos últimos tenían que realizar acciones comunitarias o trabajos como repartir leche, etc.

En el caso de nuestro protagonista y sus compañeros, se enfrentarán a misiones más parecidas a las de mercenarios.

[NIVELES DE PODER]

SHINGEN: 45/PP

TEN SHIN HAN: 42

CHAOZU: 26

MOTOBE: 34

TSURU: 120

TAO PAI PAI:  110