Cercano al granero, una extraña música se escuchaba, proveniente de una van que se veía a lo lejos. El color de dicha camioneta era de un morado bastante intenso, decorado con varias letras algo inentendibles.
Al apreciar aquella escena, Steve, de inmediato, supo de quienes se trataban los de la van. Sin pensarlo, bajó rápidamente del granero, usando unas escaleras ubicadas en la parte trasera. Corrió para ver a sus amigos.
Rodeó por el lado izquierdo el granero para llegar a la entrada de la granja.
Antes de haber llegado, la música había cesado. Seguido de ello, se oyeron tres portazos, lo que significaba que tres personas bajaron. Al llegar, Steve no contuvo su emoción—¡¡Chicos!!—gritó a todo pulmón. Se abalanzó contra esos tres tipos para impactarlos con un abrazo. Sin embargo, de los tres que había, dos evitaron el abrazo de Steve, a excepción de una sola persona.
—¡Russ, te extrañe muchísimo! —exclamó Steve. Frotó su cachete contra el de la mujer, despegándose luego de ello.
La mujer portaba un traje bastante ostentoso y largo, pareciendo casi una bata. Además, traía un pantalón negro junto con zapatos del mismo color y bien pulidos. Y, rodeando su cuello, tenía lo que parecía ser un listón negro. Su nariz era muy linda y todo su rostro bastante tierno. Su cabello castaño y corto lo hacía ver todavía más hermosa. Russ era esa mujer.
Un inevitable sonrojo de apoderó de la mujer, la cual se tapó el rostro. —Yo tam-también te extrañé mu-mucho, Steve—parecía ser la típica chica tímida.
Miró a los otros dos restantes con bastante alegría, parecía que iba a orinarse de la emoción—¡Es un gusto verlos, chicos! No tienen idea de cómo los extrañé—dijo Steve con lágrimas de alegría.
—No llores, raro—dijo un hombre, que su mayor característica era su ceguera de su ojo derecho. Su nombre era "Carnicero". Portaba una camisa hawaiana rosada junto con un short gris y botas de cuero negras.
—Es verdad, ¡y todavía osas tratar de tocarme a mí! Sabes que yo soy perfecto—dijo un hombre con traje con las mangas recogidas y un peinado de librito y rostro algo alargado. Su nombre era "Monstruo".
—¡Ni si quiera sé porque los extrañé, malditos! —exclamó Steve algo molesto. Se acercó a monstruo y, todo el cabello bien peinado del mismo, lo desordenó.
—¿¡Qué es lo que te pasa!? —dijo monstruo haciéndose a un lado—¡¡Debo verme guapo!! Necesito ver si hay alguna lindura por acá—realizó una extraña expresión para verse atractivo, pero fue todo lo contrario, parecía que le hicieron una mala cirugía de rostro.
—¡Ajajajaja! —Carnicero se rio del rostro de monstruo—¡pareces estúpido! Bueno, ¡lo eres! —nuevamente se echó a reír. Luego, Steve se acercó a él y le pegó con uno de sus dedos en el rostro.
—Y a ti, más te vale comportarte—dijo Steve.
—¡Yo siempre me comporto! —exclamó carnicero.
—No lo creo, solías ser agresivo antes—mencionó Steve.
—¡Ja! Te prometo que soy un hombre nuevo—comentó carnicero.
—Oye, Steve, ¿Y hay alguna mujer guapa entre las personas que conociste? —preguntó monstruo acomodando su corbata de flores.
—No lo creo—respondió Steve.
—¿Y entonces quién es esa lindura de allá? —señaló a la persona de los llamativos verdes. Monstruo se acercó con pasión y, de forma sorprendente, puso a Juxs contra la pared—Hola, guapa, dime tu nombre—solicitó Monstruo. No obstante, una fuerza invadida por la ira, apretó su hombro.
—Su nombre es Juxs. Y el mío es Casey—dijo Casey bastante molesto. Hizo para atrás al hombre y se puso enfrente de Juxs.
—Gracias, Cas. Sí, mi nombre es Juxs—dijo la misma Juxs.
—Parece ser que tienes pareja, ¡pero eso no importa si hay amor! —gritó Monstruo con un acento romántico.
—No hay nada, idiota. Además, soy hombre—comentó Juxs.
Como si hubiese recibido un disparo, Monstruo cayó de rodillas. Entre lágrimas, se notó devastado.
Steve se agachó para estar a la par con él. Le dio unas palmadas a la cabeza de monstruo y sonrió—te he dicho que aquí no hay ninguna mujer. Y tú también compórtate—se levantó y se acercó a Juxs y a Casey—¡Muy bien, chicos! Ellos han sido los responsables de salvarme y sacarme del portal de Aiden—anunció Steve.
—¿Solo han sido dos? —preguntó carnicero. Entre sus dientes, había tres que eran de plata.
—Son más, pero unos andan en el bosque... Y, pues, el de arriba es Houston, el líder—Steve señaló al cielo.
Todos alzaron la mirada, donde vieron algo en el techo del granero, que rápido se cayó. Houston acababa de caerse del techo, pero fue salvado rápidamente por Steve—Les presento al líder—dijo Steve. El sonrojo de Houston era inevitable, estaba teniendo otro de sus ataques de vergüenza por conocer a nuevas personas.
—Hola, je, je—dijo Houston, quien estaba siendo agarrado de una pierna y su cuerpo en el suelo—soy Houston—se presentó, aunque ya Steve hubiese dicho su nombre-apodo.
—Faltan tres, ¿sabes dónde están, Houston? ¿Dónde andan William, John y Max? —preguntó Steve dejando a Houston pararse.
—Ehh, no tengo ni idea—dijo Houston.
—Oye, el líder parece que tiene problemas de sueño y también problemas mentales—comentó Carnicero al ver las ojeras de Houston.
—¡Claro que no! Él es un gran líder, les invitó pizza a todos
—Que rara definición de buen líder—comentó Carnicero.
Después de una extraña presentación, Steve invitó a todos a pasar al granero, lugar donde daría inicio una conversación acerca de una persona: Igor.
Varios minutos pasaron de conversaciones nostálgicas, recordando el granero que pisaban, ya que allí realizaban prácticas. Después de esos minutos nostálgicos, la conversación se volvió importante para lo que venía.
—¿¡Cómo que no tienes tus poderes!? —Steve se vio sorprendido.
—No, yo ya n-no tengo la cu-curación—dijo Russ.
—Nosotros nunca tuvimos—dijeron Monstruo y Carnicero al mismo tiempo.
—¿Y por qué se los quitaron? ¿¡Qué pasó cuando no estuve!?
—Nos re contra partieron la madre—comentó Carnicero.
—Él dice la verdad, pero Aedus nos tuvo piedad y nos dejó vivir. Mentira, no nos dejó vivir, nos revivió—dijo Monstruo.
—¿¡Murieron!? —preguntó Steve bastante alterado.
—Sí—respondieron Russ, Carnicero y Monstruo.
Houston, Juxs y Casey quedaron espantados ante tal afirmación.
Cuando toda esa conversación inició, en lo profundo del bosque, un niñato de ojos de color diferente exploraba. —Que lindas mariposas—Max estaba explorando para distraerse. Unos minutos más tarde, ya se había perdido por completo.
Cuando iba a voltear, chocó con un hombre más alto que él. —Hola, ¿quién es usted, señor? —preguntó Max inocentemente.
—¿Yo? ¿Quién eres tú?
—Mi nombre es Max, ahora dígame el suyo, señor
—Igor, ahora con permiso, ando en busca de un granero
—¡Qué casualidad! Yo también busco el granero, ¿puedo acompañarlo?
Igor no hizo caso. Siguió su camino con Max siguiéndolo.
Lo que Max no sabía, es que, la segunda prueba estaba frente a él. ¡Igor se encontraba cerca! La banda está en peligro.