Frustrado e invadido por una intensa angustia, Max huía de un tipo malvado. Al correr, tropezó unas cuantas veces, aumentando su frustración y haciéndolo llorar. Al inicio, Max intentó llevarse bien con Igor, pero luego este intentó golpearlo. La razón de ello, eran los molestos chistes de Max.
Aparte, corriendo, recordó el regaño de ayer de Houston —¡Lo siento, Houston, no debí haber hablado con extraños tal y como dijiste! —moqueando incrementó su velocidad para tratar de librarse de Igor. Pese a que Igor lo siguiera, este no sabía que Max poseía una virtud.
La mayor virtud de Max es algo que siempre estuvo allí con él. Y, es que, Max tiene muy, muy, muy, ¡muy buena suerte! Siempre salía ileso y sin ningún rasguño en cada situación donde su vida pudiese correr peligro. Pero no importaba que tan buena suerte tenga, en cualquier momento, esta puede agotarse y, por lo tanto, acabaría muerto.
—¿¡Te crees chistoso!? ¡¡Tus chistes son horribles y malos!!—exclamó Igor corriendo hacia Max bastante molesto.
La adrenalina causada por un posible asesino intentando matarlo, recorría las venas de Max, haciéndolo correr mucho más rápido. Quería llegar con sus amigos, aunque no sabía por dónde ir, así que iba a cualquier dirección esperando llegar a su destino.
Por otra parte, Houston se concentraba en la interesante plática entre Steve y sus amigos cercanos: Monstruo, Carnicero y Russ. Ellos hablaban acerca de una experiencia vivida.
—Prime-mero, Igor ma-mató a Monstruo, lu-luego a Carni-nicero y, por últi-timo a mí—Comentó Russ bastante avergonzada de ser el centro de atención.
—Sí, así fue. Después, el pendejo de Aedus nos revivió sin razón alguna, ¿¡Pueden creerlo!? Si yo fuera ese wey, no nos hubiese revivido—dijo Carnicero.
—Nos dijo que nos daría la oportunidad de vivir. Ya después, no sabíamos que hacer sin ti. No podíamos ir a buscarte ni nada, así que continuamos con nuestro proyecto musical sin ti—comentó Monstruo.
—¡¡Sí, de hecho, mañana tocamos, perras!!—gritó Carnicero bastante emocionado.
—Ey, Russ, más te vale no llorar en el escenario esta vez—dijo Monstruo.
—Pueden venir—comentó Monstruo con amabilidad.
Hubo un pequeño silencio. Steve se veía un poco feliz.
Finalmente, Houston habló. —Nos gustaría ir, pero ¿podrían ayudarnos en la lucha contra Igor?—preguntó con serenidad.
—¡LO HAREMOS! Por Steve y para vengarnos de ese pendejo de Igor—dijo Carnicero.
—Sí, aunque eligieron un pésimo lugar para pelear—comentó Monstruo.
—¿Por qué? —preguntó Houston a Monstruo.
—Una sola palabra: Raíces...—Iba a continuar hablando, pero un grito sorprendió a todos.
Los oídos de cada uno de los que se encontraban en el granero fueron invadidos por los incesantes gritos de un querido miembro. En ese momento, Max salió del bosque entre lágrimas —¡¡Chicos, viene alguien, alguien vienee!! —gritó muy asustado. Por cobardía y calentura, se lanzó a abrazar a Houston.
A pesar de que la situación fuese alarmante y algo de que asustarse, Max aprovechó para hacer de las suyas; no cambiaba. Se lanzó en Houston, cayendo su rostro en el miembro del barbudo y, si no fuera suficiente, restregó su cara en la entre pierna de Houston. Obviamente recibió un satisfactorio puñetazo por parte de Houston, acción que lo bajó de encima.
Max y Houston se levantaron. Houston desempolvó su traje y Max hizo una pose bastante femenina y guiñó hacia un lugar donde no había nadie. Después acomodó su traje y aclaró su voz—¡¡¡¡Él decía que se llamaba Igor!!!!—volvió a gritar Max.
Houston, muy molesto, decidió tomar un poco de paja de los bloques del granero y la introdujo en la boca de Max para que se callara de una buena vez. Se rio, aunque, por dentro, experimentaba náuseas al escuchar el nombre de "Igor". —Lola... lo haré, lo mataré—se dijo. Su mirada se apagó.
Max cayó al suelo con paja en la boca. —¡Puag, amor! Eso si fue asqueroso. Aunque no se sintió tan mal... creo que me gusta que me trates mal —dijo bastante emocionado. Miró de pies a cabeza el cuerpo de Houston bastante excitado.
Juxs y Casey, pese a que alguien viniera a matarlos, se veían bastante emocionados —¡Quizás y hoy despertemos nuestros ojos esos! —dijo Juxs con alegría.
—Dios, ojalá y sí. Pero lo que más espero es que hagamos algo más que solo tirar piedras —comentó Casey.
Otra de las reacciones por la posible aparición de Igor, fue la de Steve, quien activó sus ojos estrella. —Igor... él es el hombre que mató a mis amigos en el pasado —determinado, alzó sus puños —No te tengo rencor por nada, ¡pero no vas a lastimar a nadie hoy! —gritó a todo pulmón.
Russ expresaba temor —Te-tengo miedo —dijo ocultándose atrás de Steve. Carnicero y Monstruo hubieran hecho exactamente lo mismo, solo que no querían verse débiles escondiéndose atrás de Steve. Tenían bastante miedo y eso estaba claro. Transformaron ese miedo en coraje e hicieron frente para proteger a los demás.
—¡¡Ven acá, pendejo!! Te demostraré que incluso sin poder, ¡te ganaré!
—No lo provoques—le dijo Monstruo.
Conforme los segundos pasaban, la tensión del ambiente y la pesadez del mismo solo se hacía más grande. El aura de Igor era algo de temer. Sin embargo, ese sentimiento de terror que todos estaban experimentando, se esfumó cuando pasaron más de tres minutos sin aparecer.
—¿Estás seguro de que venía, Max? —preguntó Houston decepcionado.
—¡Lo juro! —un extraño sonido y movimiento se notaron en los arbustos — ¡Mira, se movieron los arbustos! —señaló.
Inesperadamente, dos personas salieron de los arbustos. Aquellos eran William y John, apareciendo por fin en escena. Parecían preocupados. —¡¡¡¡Chicus!!!! ¿¡Están bien!? ¡Escuchamos gritos! —William estaba conmocionado. Pero se veía un poco rojo, quién sabe la razón.
Cuando parpadeó, vio un puño muy cerca de su rostro. Steve lo intentó atacar. Este mismo golpe de Steve causó que una ráfaga de viento azotara los árboles, por suerte lo frenó.
—¡Wow, que veloz, amiguito Steve! ¿Me querías pegar? ¿¡Acaso te están volviendo a controlar!? —William se preocupó y agarró a Steve de los hombros.
—¡Noo! Claro que no. Es solo que pensé que eras ese tal Igor porque Max llegó gritando que venía, pero quizás y se confundió con ustedes dos
—¿Uh? Qué extraño, ji, ji. Ese Max está loquillo, recuerdo que lo vi coquetear con una anciana —dijo William rascando su cabeza. Sus manos temblaban y sus mejillas se veían rojitas.
—¡No, ja, ja! Pensé que eras ese tal Igor. Max llegó gritando diciendo que veía, pero creo que se confundió con ustedes
—Te ves extraño —Steve volteó a mirar a John, quien estaba detrás, solo que parecía ocultar su rostro —Bueno, no importa. Estábamos hablando con los chicos, ¡ya llegaron! Deberían conocerlos.
—¡Bien! Vamos, John —William y Steve caminaron, dirigiéndose al granero para que él y John conocieran a los amigos de Steve, sin embargo, John no parecía ir con ellos —¡John, ven! ¿Qué estás haciendo? —preguntó en voz alta.
—Estaba viendo algo —andaba agachado y mirando al suelo.
—¿Qué es, Johnsito? —William y Steve se acercaron para ver.
—¿Alguna vez habían visto una raíz pequeñita saliendo del suelo y mirando arriba? —preguntó mirando a ambos.
—Nopi, eso es muy raro. O al menos yo nunca había visto algo así
John comenzó a preocuparse al no solo ver una raíz, sino a decenas esparcidas por el suelo —Chicos, hay bastantes de estas en el suelo —comentó John haciéndose para atrás por instinto.
Nadie sabría qué, en solo cinco segundos, habría destrucción y caos. —¡¡Es Igor, es él!! ¡Nadie se acerque a esas raíces pequeñas o morirán! —gritó Monstruo. Las pequeñas raíces blancas parecían tener vida. —Aquí estaré a salvo, ¡vayan a un lugar donde no haya tantas de esas raíces y aléjense de ellas! —volvió a gritar.
Todos huyeron a un lugar donde no hubiese tantas y allí se quedaron.
Bajó su mirada para verificar de no estar cerca de ninguna raíz. No obstante, las pupilas de sus ojos se contrajeron al ver como había una raíz entre sus dos piernas; justo en medio de él. —¡Oh, mierda, no pue...!—la pequeñita raíz se trasformó en un poderoso ataque similar a una estaca que atravesó el cuerpo de Monstruo. Había multiplicado su tamaño por veinte veces y la punta de la raíz se veía bastante puntiaguda y peligrosa, todo en menos de 0.3 milésimas de segundos; pasaría lo mismo con las otras pequeñas raíces, es decir, habría decenas de ataques mortales por todo el campo de batalla.
—No... No... —Steve cayó de rodillas sin poder creer lo que vio. No podía sentir tristeza en ese momento, pero no podía evitarlo. Una de las personas que lo hicieron sentir feliz cuando la tristeza era lo único que sentía, acababa de morir frente a sus ojos.
A su alrededor, las raíces hicieron lo mismo. Se agrandaron e hicieron un ataque hacia arriba. Era como si salieran lanzas del suelo atacando.
Al caer Steve, otras raíces salieron alrededor de él, estas eran más delgadas. Parecían hilos. Las mismas le enredaron las piernas, dejándolo atrapado. Al igual que Steve, el mismo tipo de raíces delgadas enredaron las piernas de William antes de que pudiera tan solo moverse.
Una raíz algo grande salió del suelo entre Steve y William. Extrañamente se llevó a ambos a lo alto, alcanzando a ver todo el bosque, pues, las raíces delgadas conectaban con esa raíz grande. Ahora, los dos miembros más poderosos se encontraban fuera de combate y capturados por el enemigo.
Por otro lado, Carnicero vio cómo se llevaron a Steve y a William al cielo—¡¡Puta verga, se los llevaron a Steve y al otro wey!! —distraerse fue un grave error. Pues no vio aparecer la pequeña raíz blanca al lado de su bota. Miró por coincidencia al suelo un segundo después y allí vio la raíz. —No mames...—la raíz salió disparada del suelo. Para su buena suerte, solo se llevó media pierna, pues logró esquivarla un poco.
El líder solo observaba la destrucción que causaban esas raíces que ya reconocía. No le importaba en absoluto, pues su mente solo pensaba en Igor, el asesino de Lola y en como lo mataría. Y, como si fuera un dios, caminó sin pensar en las raíces pequeñas, que solo salían para matar a aquel que pudiera. Incluso con eso, Houston no parecía tener miedo y seguía su camino para buscar al asesino de Lola y cobrar venganza.
Del bosque, alguien caminaba en dirección a Houston. —¡Miren a quien tenemos aquí! Al líder que se deja llevar por sus sentimientos—Igor caminaba, y con cada paso que daba, el ambiente se sentía más sangriento. A Igor le bastaron menos de cinco segundos para que matara a un hombre y dejara sin pierna a otro. Sin duda no era igual a Aiden.
Finalmente se encontraron frente a frente a una distancia de tres metros. —Igor, tú... eres un maldito—dijo Houston.
—¡Por supuesto que lo soy!
—Quiero que tengas algo en mente...
—Ah, ¿sí? ¿Qué cosa?
—Que este día tú vas a morir, sea o no sea por mi mano, idiota
—¿De verdad? ¡Pues no lo creo, Houston!
—No me importan tus raíces de mierda. Hablando como el líder de esta banda, te derrotaremos y de eso estoy seguro, escoria—dijo Houston bastante eufórico.
—¿Que no te importan mis raíces? Quizás no has visto mis otros ataques. Prueba con este—Igor realizó un movimiento con su dedo meñique. Parecía ser que Igor seguía ocultando su poder.
El suelo, en ese momento, se estremeció. Similar a un terremoto, el suelo parecía quebrarse cual cristal. La banda intentó salir del granero, ya que no era seguro; colapsaría por el terremoto. Y del mismo suelo, una última raíz salió. Aquello ni raíz parecía. Midiendo casi lo mismo que cuatro coliseos romanos, esta comenzó a salir del suelo bastante rápido, llevándose a Houston y a la banda arriba.
Aquella raíz era la raíz madre, ya que de ella conectaban todas las raíces, desde las más delgadas hasta de las más gruesas. Destrucción y caos, era todo lo que Igor causaba. Destruyó el granero, el bosque y la paz y alegría que había entre la banda. Esa raíz no era para matar a nadie, sino que, para llevárselos arriba. —¡¡Ja!! —Igor estaba sobre la raíz madre. Toda la banda restante estaba a salvo, pero había un pequeño problema y es que, ahora estaban demasiado alto.
La batalla se daría en los cielos.