Escena 1: Un cosmos vasto y sin forma

La cámara se desplaza a través de un vacío inmenso, donde miles de estrellas titilan en la lejanía. Vemos un mar de constelaciones, planetas lejanos, y nebulosas difuminadas. En medio de todo esto, una pequeña chispa de luz comienza a tomar forma. La voz en off de Taramus empieza a hablar, suave y distante.

Taramus (Voz en off):

(con un tono sereno pero lleno de infinitud)

"El vacío… aquí es donde nací. El silencio eterno donde no existía nada, ni dioses, ni mortales. Era todo y nada al mismo tiempo."

La chispa de luz comienza a expandirse y, en un segundo, colapsa, generando una enorme explosión de energía. Es la creación del universo.

Taramus (Voz en off):

"Creé dioses. Infinitos. Les di poder y un propósito. Y luego creé la realidad… o mejor dicho, las realidades. Todo fue mi obra… pero ahora, después de todo eso…"

La cámara se centra en un vacío oscuro y silencioso, una burbuja en la nada. Dentro de ella, una figura humanoide flota en posición fetal, dormida. Es Taramus.

Taramus (Voz en off):

"…decidí renunciar a todo."

Escena 2: El Renacimiento de Taramus

Corte a una nueva escena. Taramus despierta lentamente en un mundo diferente, donde la tecnología avanzada y la magia se entrelazan. Ella se encuentra tumbada en un callejón de una ciudad futurista, con luces de neón parpadeando y vehículos voladores deslizándose por encima de ella. Su cabello plateado brilla bajo la luz artificial. Lentamente abre los ojos, revelando sus pupilas púrpuras brillantes.

Taramus (en voz baja):

(confundida, mirando sus manos)

"¿Dónde… estoy?"

Mientras se incorpora lentamente, su mirada vacía se llena de una ligera curiosidad. A su alrededor, los sonidos de la ciudad se vuelven más evidentes: los murmullos de las multitudes, el zumbido de las máquinas y el tráfico aéreo. De repente, escucha pasos acercándose.

Escena 3: Encuentro con Kyren

Un joven alto con armadura tecnológica, Kyren, se acerca con cautela. Su brazo derecho parece una mezcla de metal y tejido orgánico. Lleva un arma en la cintura que emite un leve brillo azulado. Se detiene a unos metros de Taramus, observándola con desconfianza.

Kyren:

(con una expresión seria)

"¿Quién eres tú? No te he visto por aquí antes, y esta ciudad no es lugar para extraños."

Taramus lo mira en silencio, como si estuviera procesando la información lentamente.

Taramus:

(con voz suave pero carente de emoción)

"No lo sé… no recuerdo nada."

Kyren frunce el ceño, aún sin bajar la guardia. Se acerca un poco más, pero mantiene la distancia suficiente como para reaccionar si algo va mal.

Kyren:

(susurrando para sí mismo)

"¿No recuerda nada? ¿Será alguna clase de espía o prisionera fugitiva del Imperio?"

Taramus cierra los ojos por un momento, como si intentara buscar algo en su memoria. Imágenes vagas de estrellas, galaxias y un vacío profundo parpadean en su mente. Pero todo es borroso.

Taramus:

(sin abrir los ojos)

"Soy… Taramus."

Kyren la observa detenidamente, intentando comprender la situación. Pero antes de que pueda decir algo, un grupo de soldados con armaduras de alto nivel, claramente parte de una fuerza de élite, aparecen a la vuelta del callejón.

Escena 4: La Primera Batalla

Los soldados, pertenecientes al Imperio, apuntan con sus armas a Kyren y Taramus. Uno de ellos, su líder, un hombre alto con una máscara negra, da un paso adelante.

Comandante del Imperio:

(con voz metálica y autoritaria)

"¡Deténganse! ¡Por órdenes del Imperio, deben rendirse inmediatamente!"

Kyren rápidamente saca su arma, un sable láser de tecnología avanzada que combina energía mágica. Su mirada se endurece al ver a los soldados.

Kyren:

(en tono desafiante)

"¿Otra vez ustedes? No me atraparán tan fácilmente."

Los soldados cargan contra ellos. Kyren se prepara para luchar, pero algo inesperado ocurre. Justo cuando uno de los soldados dispara un rayo de energía, Taramus levanta instintivamente su mano, y el tiempo a su alrededor comienza a ralentizarse. El rayo de energía se queda flotando en el aire, como si el mundo mismo estuviera siendo manipulado.

Kyren:

(boquiabierto, con incredulidad)

"¿Qué... qué demonios eres tú?"

Taramus:

(con la mirada fría, sin entender aún su propio poder)

"No lo sé... pero esto es solo... una fracción de lo que soy."

Con un gesto suave, el rayo de energía se desintegra, y los soldados se quedan inmóviles, como si estuvieran atrapados en una burbuja de tiempo. Kyren aprovecha la oportunidad y acaba con los enemigos restantes.

Escena 5: Huida y Revelaciones

Después de la batalla, Kyren y Taramus escapan hacia las profundidades de la ciudad, escondiéndose en un edificio abandonado. Kyren, agotado y aún sin poder procesar lo que vio, se sienta frente a Taramus.

Kyren:

(respirando con dificultad)

"Eso que hiciste... congelaste el tiempo. Nunca he visto nada así. No eres una simple prisionera ni una fugitiva. ¿De dónde vienes realmente?"

Taramus se queda en silencio por un momento, mirando sus manos. Las cicatrices cósmicas de su poder comienzan a asomar en su memoria, pero todo sigue estando demasiado fragmentado para darle una respuesta concreta.

Taramus:

(en tono bajo)

"Vengo de un lugar más allá de este. De un vacío sin forma... Creé realidades, dioses... pero todo eso ya no importa. Estoy aquí... porque elegí olvidar."

Kyren la mira, incrédulo, pero también siente una extraña compasión. Aunque desconfía de ella, sabe que es algo mucho más grande de lo que puede comprender.

Kyren:

(resignado, pero decidido)

"Si te quedas aquí, el Imperio te encontrará. Y si lo que dices es cierto, entonces ellos te necesitan más de lo que te imaginas. No sé por qué, pero voy a ayudarte... al menos por ahora."

Taramus asiente ligeramente. Aunque su verdadero poder todavía está sellado, siente que este es solo el principio de algo mucho más grande.

Taramus:

(mirándolo fijamente)

"Gracias… por ahora."

Escena Final: Vientos del Destino

La cámara se aleja mientras Taramus y Kyren observan la ciudad desde las sombras. En las alturas, las luces de neón parpadean y los vehículos voladores zumban por el aire. Un aire de misterio y conflicto llena la escena. Taramus, aunque aún no recuerda quién es realmente, siente que algo grande se avecina. El destino ha comenzado a moverse.

Fin del episodio 1