- Seguí mirando por el monitor hasta que, por unos segundos, salió un ser realmente feo y aterrador. Este tenía la bata blanca de un médico normal, pero su apariencia era distinta; su cabeza estaba partida a la mitad, como si se abriera y, por dentro, tuviera varios dientes afilados dispuestos a atacar en cualquier momento. En ese preciso momento, alguien me sacudió con fuerza.
- Me desperté con mucho miedo por lo que había soñado. Me pregunté en ese instante: ¿qué sueño tan extraño y estúpido? No podía creer lo que había soñado; casi me muero del susto.**
- Pero en ese momento, mientras hablaba conmigo mismo, el soldado que me había acompañado cuando llegué estaba a mi lado, diciéndome si estaba bien. A lo que le respondí que sí, aunque con un poco de miedo. Miré bien su uniforme y me di cuenta de que se llamaba Steven.
- Steven: Oye, sabes que dormir en el trabajo está mal, ¿cierto, compañero?
- Grey: Sí, lo siento. Esto puede quedar entre nosotros, Steven. Sé que nos conocimos hace dos semanas, pero... ¿me puedes hacer este favor?
- Steven: Claro que sí. Y, ¿cómo te va? ¿Ya te acostumbraste a este cuarto? A la derecha tiene su baño y a la izquierda su cuarto. ¡Qué loco! No tienes tu propio trabajo y casa en un mismo cuarto; solo los separan unas puertas.
- Grey: Tienes razón, pero aun así, este trabajo te hace arder la vista y da mucho cansancio. Oye, me he preguntado si hay más personas vigilando este lugar o solo yo, porque este lugar es inmenso, ¿no? Y yo solo veo más cámaras.
- Steven: Sí, hay muchos más. Este lugar es inmenso, mucho, mucho. Y mi trabajo es estar pendiente de esta sala. Sabes, estamos en el último piso, conocido como el piso X o piso 30, porque son 30 pisos por debajo del suelo, sin contar las escaleras del infierno que llevan a otro piso donde solo entran los de seguridad especial.
- Grey:¿En serio? Con razón se me hacía eterno el elevador. Pero, ¿qué es eso sobre seguridad especial?
- Steven: Sí, seguridad especial. Abajo dicen que se esconden las cosas que el mundo nunca debe ver. Porque no lo sé, yo nunca he ido allá y no quiero ir. Sabes, los de seguridad especial y los científicos de allá son dementes. Cuando van a la cafetería, hablan de cosas raras y extrañas. Dicen que están locos. Es mejor mantenerse alejado de eso y de ellos. Por eso te dije que no entres para nada a la sala negra. Ahí están las escaleras del infierno y es muy peligroso.
- Grey: Sí, tienes razón, mejor...
En ese preciso momento, mientras estaba hablando con Steven, en el monitor de la puerta que llevaba a la sala negra, había un científico golpeándose la cabeza fuertemente contra la puerta. Steven me dijo que debíamos llevarlo a la sala 19 para que lo atendieran los médicos, pero yo le dije que no; presiento que algo malo está ocurriendo aquí, porque no utiliza la tarjeta de ellos. Abrí la puerta para salir al menos, pero solo se estaba golpeando la cabeza una y otra vez sin sentido. En un momento de ira, me gritó Steven.
- Steven: ¡Muévete mejor y acompáñame para llevarlo a la sala médica! ¡Mira que ese weón no se puede ni mover bien! Si se desmaya y se muere, esto será culpa de los dos.
- Grey: Está bien, Steven. ¿Sí? Está bien, te voy a acompañar. Mira, ya me estoy levantando de la silla. Mejor vamos, sí.
- Steven: Está bien, lo siento por haberte gritado.
- Grey: Sí, está bien, no pasa nada. Vamos mejor, yo abro la puerta y te ayudo a llevarlo.
- En ese momento, Steven y yo nos fuimos caminando hacia la puerta de la sala negra para abrirla y ayudar al científico que se estaba golpeando la cabeza.
[Pero en ese preciso momento, ni Grey ni el soldado Steven se habían dado cuenta de que en el monitor, el científico estaba experimentando algo raro; algo extraño estaba comenzando a ocurrir en su cuerpo.]