"No soy una héroe.
Tampoco quiero ser vista como una.
Solo hago lo que otros
no quieren hacer"
-Ana-
-I-
-En una extraña habitación
En una extraña habitación blanca. Pantallas y personas por doquier.
Unos adultos introducen a una pequeña en una extraña cámara.
La niña no entiende. Tiene miedo. Ve muchas personas desconocidas. Nota que están desesperados y aterrados.
Un hombre angustiado, le dice "Mi querida Margaret. Todo va a estar bien. Padre y madre lo hacen por tu bien"
La niña golpea el cristal de la cámara mientras llora desesperada diciéndole a su padre que le saque de ese lugar, le dice que tiene mucho miedo, que quiere volver a casa.
La gente del lugar se conmueve, pero no pueden ni deben hacer nada. Tienen que continuar con su labor.
"¡Preparen las agujas!" dice, entre lágrimas, el padre de la niña.
De los costados de la cámara salen brazos con agujas.
La niña suplica desconsoladamente "¡Padre! ¡Detente, por favor! ¡Tengo mucho miedo! ¡Llévame a casa, te lo ruego! ¡Papá! ¡Papá! ¡Me portaré bien! ¡Haré todas mis tareas sin quejarme! ¡Seré la niña más buena del mundo! ¡Te lo suplico, papá!"
El padre no puede parar de llorar al ver la impotencia de su niña. Se muerde los labios.
"¡Descarguen!" ordena el padre.
Las agujas perforan diferentes puntos del cuerpo de la pequeña niña de tres años. La niña grita sin parar. Un grito desgarrador que hace vomitar a algunos. Otros huyen de la sala. Otros están en shock. Y unos cuantos más se desmayan.
Las agujas inyectan un líquido en la niña.
"¡Padre! ¡Arde! ¡Quema mucho! ¡Por favor…!" suplica la niña.
Las agujas salen del cuerpo de la niña dejándola casi inconsciente. El color de sus ojos alterna entre su esmeralda natural y el dorado artificial.
"Perdón, Margaret…" el padre da la señal a uno de sus colegas. Los brazos de la cámara se posan sobre el cuerpo de la niña y lanza descargas eléctricas.
Dolor.
Dolor.
Dolor.
Dolor.
Grito.
Grito.
Grito.
Grito.
Llanto.
Llanto.
Llanto.
Llanto.
Un dolor sin comparación. Un grito desgarrador. Un llanto desconsolador.
La niña pierde la consciencia. El padre se acerca y la carga en brazos.
"¡Todos prepárense! ¡Destruyan todo! ¡Que no quede ni una sola evidencia!" ordena el hombre.
-En un hangar
En un hangar, un padre, con su hija en brazos, sube a un helicóptero junto a una mujer.
La mujer pregunta entre lágrimas "¿Cómo está Margaret? Lo lograste, ¿cierto? Dime que verla sufrir tanto ha valido la pena. Dímelo o te tiro por la borda"
El hombre entrega los resultados de la prueba. La mujer, luego de leerlos, respira un poco más tranquila y toma la cabeza de la niña para acomodarla en su regazo mientras se disculpa con la pequeña diciéndole: "Perdón, mi princesa Margaret. Por nuestra desgracia, las cosas deben ser así. Me hubiese encantado verte crecer, ayudarte con tus tareas, jugar más tiempo juntas, tal vez enseñarte a bailar un poco y contarte algunas anécdotas de mi infancia. Tantas cosas que no podremos hacer. Mi Margaret, mi amada Margaret. Espero que tengas un futuro resplandeciente. Te amo. Te amamos mucho"
-En algún lugar del mundo
En algún lugar del mundo. En un extraño laboratorio, se lleva a cabo un extraño experimento con una niña pequeña.
Es un éxito.
El último reporte antes de iniciar formateo de la central: El cuerpo de la niña aceptó la sustancia. Estamos sorprendidos. Al mismo tiempo nos sentimos como unos demonios al haberle hecho sufrir tanto. Sin embargo, esto es necesario para la supervivencia de la humanidad. No podemos perder. Hemos hecho todo lo posible… Bueno, da igual. En todo caso, quien logre leer esto antes de quemar este lugar, sepa que, posiblemente, ya todos hemos muerto. Suicidio colectivo. Casi lo olvido. Al sujeto, luego de la inyección, se le realizaron descargas eléctricas focalizadas en las zonas del cerebro dedicadas a la memoria. Fue algo muy experimental y casi de ficción, pero, extrañamente, funcionó. Nombre clave del sujeto: Ana. Nombre real: Margaret. El sujeto ha perdido todos sus recuerdos. Un éxito rotundo. Confiamos en que la humanidad tendrá un futuro resplandeciente. Eso es todo. Que Dios se ampare de nuestras almas. Prefiero vagar en el purgatorio antes que caer al infierno… Dios, por favor. Entiéndenos… No teníamos de otra.
-Transmisión interrumpida. Inicio del protocolo número cuatro-
- ¿Confirmar? –
- Si - / - No -
-En algún lugar de Londres
En algún lugar de Londres. En algún lugar olvidado por la sociedad.
Una pareja malherida aparece en un orfanato.
Una monja al verlos, corre por ayuda. Sin embargo, el hombre la toma de las vestiduras y le dice que no lo haga que es una pérdida de tiempo.
La mujer carga una pequeña niña. Con las pocas fuerzas que le quedan se la entrega a la monja. Entre lágrimas y vómitos de sangre, dice "Por favor, hermana… Cuídenla… Se lo rogamos"
La monja no comprende nada de lo que pasa. Solo recibe a la niña inconsciente en sus brazos.
La monja nota cierto alivio en los ojos de la madre moribunda. ¿Qué les habrá pasado? Es lo que piensa.
"Mi amada Margaret… Mi preciosa princesa… Este es el adiós" comenta el hombre.
"Hermana. Llame esta pequeña por el nombre de Ana. Bajo ninguna circunstancia le cuente sobre este encuentro… Ella merece una vida pacífica. Ella merece vivir. Ella debe vivir sea como sea. En su peluche, hay, hay una nota con el pasado que ella debe recordar. Todo es mentira. Pero esa será su verdad… Todo es por su propio bien…" dice cayendo al suelo con la vista nublada.
La pareja pierde demasiada sangre.
El hombre carga a su mujer. Ambos besan las mejillas y la frente de la pequeña niña.
"Te amamos, Margaret"
La pareja se marcha. La hermana cierra la puerta. Luego de unos segundos escucha varios disparos.
-Una nota
Una nota arrugada y con manchas de sangre dice "Para quien esté leyendo esto. Le encomendamos nuestra hija, Margaret, rebautizada como Ana. No daremos muchas explicaciones, solo queremos pedirle que cuiden de nuestra amada hija. Nosotros hemos fracasado como padres. Hicimos todo lo que pudimos, pero nuestros actos tienen consecuencias. Ya deberíamos estar muertos. Estas son nuestras últimas palabras: Ana no tiene recuerdos en estos momentos, no sabremos si en el futuro los recuperará. Esperemos que no sea el caso. Por otra parte, cuando despierte, dígale que sus padres murieron en un accidente de tránsito de camino a casa. Es poco convincente, pero funcionará. Sobre cómo llegó a tu posada… Bueno, se lo dejo a su imaginación. Vamos en un helicóptero y nos quedamos sin gasolina. Además, nos están disparando y es un milagro que sigamos vivos. Sea quien seas, dale a mi niña una vida tranquila. Te lo rogamos".
-Pensamientos
En algún lugar de Londres, una monja piensa mientras lee una nota arrugada y manchada de sangre "El párrafo está cortado. Se nota por un gran rallón que hay en la hoja. Posiblemente se hayan estrellado en ese momento y no pudo completar su última voluntad. ¿En qué me he metido? ¿Quién es esta niña? Sea como sea, no la dejaré su suerte. Que Dios se ampare de nosotros…"
-Una niña
Una niña en algún orfanato de Londres. En una zona olvidada por la nación.
Vive al día a día llena de dudas sobre quién es, cómo llego al orfanato y por qué llegó a dicho lugar.
No recuerda nada de antes de haber llegado al orfanato administrado por un grupo de Monjas provenientes de diferentes partes del mundo.
Una de las hermanas tenía cuidados especiales con la pequeña niña llena de dudas. Cada vez que le preguntaba "¿Cómo llegué aquí, hermana Yira?", la hermana siempre le respondía lo mismo "Tuviste un accidente de tránsito con tus padres de camino a casa. Me encontré con tus padres en el hospital que trabajo de vez en cuando y ellos me pidieron que te trajera al orfanato. Prefirieron dejarnos a tu cargo antes que anduvieras por las crudas calles de Londres a tu suerte. Así es como llegaste".
Cada día la niña preguntaba lo mismo y la hermana respondía lo mismo.
Una noche como cualquier otra, tras un mes de estadía en el orfanato, la niña decide aceptar la realidad pensando que todo lo que le dice la hermana es una mentira a medias y una verdad poco creíble. La niña cree que puede ser un mensaje divino sobre que es mejor no recordar ciertas cosas, sin embargo, algo le molesta. No sabe qué podría ser.
-Una nueva vida
Una nueva vida se presenta en la niña. Decide ayudar a las hermanas en cuanto pueda. Pese la corta edad es consciente de que no tiene sentido seguir insistiendo en obtener una respuesta que no desea ser hallada por ella.
Las hermanas se alegran al ver el esfuerzo de la pequeña niña.
Lavar ropa. Cocinar. Aseo general. Atender a los más pequeños. A los enfermos. Estudiar por su cuenta por las noches. Comprar víveres. Una vida tranquila. No se siente preocupada por nada salvo por trivialidades como qué se va a cocinar hoy, qué dinámica se hará con los más chicos hoy, qué leeré por la noche y más.
El corazón y el alma de la niña han encontrado cierta paz.
Su mente sigue un poco nublada, pero hace la vista gorda.
-Un nuevo residente
Un nuevo residente llega al orfanato luego de varios años. Es un niño.
Su madre le amarra una mano en la baranda de la entrada. El niño llora desesperadamente rogando a su madre que no lo abandone, que desea estar con ella.
El niño forcejea, pero es inútil.
La madre, con una mirada fría y lúgubre, le dice a su hijo "Nunca quise tenerte. Has sido el peor error de mi vida. ¿Por qué te he mantenido con vida todos estos años…? Da igual. Suerte".
El niño no dice nada. No piensa nada. Solo llora. Sus ojos están muertos y contemplan cómo su madre desaparece en el horizonte y entre la multitud.
Una de las hermanas se entera de lo sucedido y no duda en traer dentro al niño.
-Un sueño del futuro
Una noche como cualquier otra en el salón principal.
Una de las hermanas lee un cuento como de costumbre. Cuenta sobre un príncipe que sueña con volver a su casa.
La hermana les pregunta a los niños que cuál es su mayor deseo. Unos dijeron que quieren ser doctores, policías, militares, enfermeros, docentes y más. De todas las respuestas, llamó la atención de una niña, la mayor del grupo, quien dijo "Quiero ser una madre. No sé cómo llegué a este lugar ni tengo recuerdos de antes de estar aquí. En todo caso, cuando sea mayor, quiero tener al menos un hijo y darle todo lo que no pude tener. Quiero darle una familia donde puede vivir tranquilo y crecer rodeado de amor. Quiero ser una madre amorosa que siempre estará junto su hijo sin importar las dificultades de la vida. Quiero ser la mejor madre del mundo. Una modelo a seguir".
Todos están desconcertados e impactados por la compleja respuesta de la niña de casi diez años.
La hermana presente mira con cierta ternura el brillo en los ojos de la niña, sus mejillas rojizas y su ligera sonrisa al hablar de su deseo.
"Es un buen sueño, Ana. Espero que puedas cumplirlo. Por ahora, estás muy pequeña para ese tipo de cosas. Dicho esto. Ya está algo tarde y muchos se ven cansados. ¿Me ayudarías a llevarlos a sus cuartos?"
La niña, feliz, responde "¡Será todo un gusto!"
Un niño, un poco menor, la mira con cierto odio y desprecio.
-Un corazón
Un corazón afligido. Un corazón resentido. Un corazón destrozado. Un corazón lleno de odio recorre los pasillos de un orfanato en busca de alguien.
Un corazón amargado recorre los pasillos en busca de una niña que sueña con ser madre.
Un corazón necesitado recorre los pasillos en busca de una niña para descargar sus frustraciones.
Un corazón melancólico odia a su madre. Un corazón manchado odia a su madre.
Un pequeño corazón quiere ver muerta a su madre.
Ese corazón encuentra a su víctima y la golpea por sorpresa.
El corazón insulta a la niña diciéndole que es una mentirosa. Una hipócrita.
Los susurros del corazón resentido dicen "¡Solo vas a causarle desgracias a ese supuesto hijo que quieres tener en el futuro! ¡Lo abandonarás cuando descubras las dificultades y dejes de idealizar el ser madre! ¡Lo abandonarás tal y como mi madre lo hizo conmigo! Me amarró a la entrada de este agujero. Me miraba con desprecio. ¡Me consideraba peor que cualquier basura! ¡Nunca me quiso dar a luz! ¡Fui su mayor error en la vida!".
La niña le responde "¿Qué culpa tengo si tu madre nunca te amó? ¿Yo fui quien te desechó? No es mi culpa que tu antigua madre haya sido una libertina. Yo sí quiero tener uno para amarlo y cuidarlo. No me compares con una cualquiera".
Lleno de ira y frustración, el niño se abalanza sobre la niña.
Nudillos llenos de sangre. Un piso de madera tintado de escarlata. Moretones en un rostro que no se defiende. Lágrimas de melancolía corriendo por pequeñas mejillas. Un grito de desesperación retumba en el edificio. Un llanto que necesita consuelo. Un corazón que anhela ser amado. Un niño necesitado del amor negado antes de nacer.
Cansado. Fatigado. Sin aire.
La niña toma los nudillos del niño con una mano y con la otra toca su pecho "¿Cómo te sientes mejor? ¿Has liberado todos tus lamentos?"
La niña toma la cabeza del niño y la posa sobre su pecho.
Un latido diferente. Un susurro diferente. Un sentimiento diferente.
Cálido. Tranquilizador. Lleno de amor y consuelo.
Las lágrimas del niño ahora son de alivio.
"Tranquilo. No estás solo. Me tienes a mí y a todos en el orfanato. Todos tenemos alguna razón para caer en este lugar. No tengo recuerdos, pero ahora estoy aquí para ti. Tal vez, sea cosa del destino o de Dios. ¿No crees, Maximilian?"
Los niños siempre van a necesitar alivio en sus corazones.
-Un cambio de rutina
Un cambio de rutina en la vida de la niña. Los más jóvenes la conocen como mami Ana o madre Ana. Todos la aman, especialmente su hijo adoptivo Maximilian.
Madre e hijo pasan todos los días juntos. La madre le ayuda a estudiar. Juegan casi todo el día. Ella le lee cuentos por las noches. Alivia su corazón cuando es atormentado por las pesadillas y los demonios de su antigua madre.
El niño busca de ella todo el tiempo. Su corazón se lo susurra todo el tiempo. Su corazón necesita el constante afecto del amor maternal de la niña.
Un día como cualquier otro, la niña tiene una entrevista de adopción con una pareja extraña. Ella siente cierto repudio hacia ellos por la forma en cómo la miran y el tono desagradable de sus voces. Fingiendo ser personas ejemplares, pero algo en sus formas de ser le molestaba a la niña.
De repente, el niño irrumpe en la entrevista formando un alboroto y gritando que no va a ceder a su amada madre. La pareja se siente incomoda. Sus ojos expresan desprecio hacia el pequeño intruso en la habitación.
"Dejaremos así por hoy" comenta la mujer.
La pareja se marcha sin despedirse.
La niña acaricia la cabeza del niño diciéndole "¿También te percataste de que daban una sensación extraña? Ciertamente, no tengo muchas ganas de irme de aquí. Este lugar es mi hogar y quienes la habitan son mi familia. Tengo algo genuino que no quiero perder"
"No dejaré que nadie se atreva a hacerte algún daño. ¡Lo juro!" afirma el niño.
La niña abraza al niño mientras lo mima.
-Esa misma noche
Esa misma noche. Unas horas más tarde luego de la entrevista de la niña.
Las hermanas y la niña llevaban a los pequeños a sus habitaciones para descansar.
Ya en su habitación con su hijo quien le decía "Hoy dormiré contigo. Por alguna razón, siento que algo anda mal. No sé cómo expresarlo… Solo sé que debo estar a tu lado, madre".
-Un sueño de media noche
Un edificio en llamas. Gritos de desesperación por todas partes. Hombres armados asaltando el lugar. Balas volando por todas partes. Pisos y paredes tintados de rojo. Niños y mujeres muertos.
Miedo. Miedo. Miedo a la muerte.
Una respiración agitada. Una mente nublada. Un corazón lastimado. Un alma iracunda. Nudillos apretados. Un grito desgarrador.
Muerte. Muerte. Muerte.
Ira. Frustración. Melancolía. Cansancio. Odio.
Una niña es dominada por la ira.
Una niña manchada de sangre ajena.
Una niña que grita de frustración.
Una niña sufre. Sufre mucho.
Dolor. Dolor. Dolor. Es lo que siente su corazón y alma.
-Pesadilla realista
La niña oye unos gritos a lo lejos. Su mente está nublada.
Ve que todo está en llamas. Ve a uno de los niños con un cuchillo en mano y gritando "¡Huye! ¡Huye, madre Ana! ¡Alguien incendió el orfanato! ¡Huye!".
La madre ve cómo un hombre toma de la cabeza a un niño, posa un gran cañón sobre su abdomen y destroza todo su cuerpo.
La niña corre hacia el hombre y lo tira al suelo. Toma el cuchillo de su hijo y apuñala el cuello del asesino sin parar mientras grita y llora. Un grito de tristeza y lágrimas de ira.
Una y otra vez. Otra vez. Otra vez. Lo apuñaló hasta el cansancio.
En eso, otro sujeto armado se acerca a la niña y ella toma la escopeta del asesino del niño y le dispara al otro agresor.
No piensa. No razona. Solo actúa por instinto. ¿Supervivencia?
La niña recorre el orfanato envuelto en llamas. Busca desesperadamente a su hijo.
Muerte. Es lo único que alberga su hogar en llamas.
Ve los cadáveres de las hermanas. Escucha el grito de los más pequeños al ser quemados vivos.
La niña mata a cuanto sujeto de extraño traje, similar al militar, que se encuentre en su camino.
"¡Dios! ¡Te lo ruego! ¡Por todo lo que quieras! ¡Pero no me quites a mi hijo! ¡Él no ha hecho nada malo! ¡No te lo lleves a él, llévame a mí! ¡Te lo suplico por lo que más quieras! ¡Te ofrezco mi vida a cambio de la suya! ¡No te lo lleves! ¡No te lleves la única buena memoria que tengo! ¡No me quites mis únicas memorias! ¡Ya perdí mi identidad! ¡No sé quién soy! ¡No conozco a mi verdadera familia! ¡No sé nada! ¡No tengo nada! ¡Nunca he tenido algo, salvo el orfanato y mi hijo! ¡Te lo suplico! ¡No me los arrebates! ¡Hazme vivir en la miseria o cualquier cosa que se te ocurra! ¡Por favor, maldita sea!".
Al llegar al primer piso ve a su hijo malherido en un rincón. Un hombre lo patea sin compasión alguna.
La niña salta sobre el hombre y lo apuñala en el cuello. Ya en el suelo, toma la escopeta y gastas las últimas balas disparándole al cadáver del agresor de su hijo. Otro sujeto aparece, dispara y el niño se pone en la mitad. Con sus últimos alientos salva a su madre quien agarra el cuchillo y lo lanza.
El hombre se toma del cuello y cae desangrado.
La madre carga a su hijo para escapar del lugar.
"Madre… Déjame"
La madre mira a su hijo y lo reprende diciendo que no diga estupideces.
"Madre… Estoy perdiendo mucha sangre. El edificio dentro de poco se va a caer. No puedes irte por el frente, hay muchos de esos tipos armados… No hay hospitales cerca… Déjame…".
Un corazón desesperado. Una mente nublada. Un alma al borde la locura. Una niña de tan solo diez años ve cómo la vida de su hijo adoptivo se desvanece en sus manos.
"¡¿Qué pasa con esta maldita situación?! ¡No me jodan! ¡¿Por qué me haces elegir?! ¡¿Por qué me haces elegir entre mi vida y la de mi hijo?! ¡¿Qué mierda es esto?! ¡Quiero salvarlo! ¡Quiero que tenga una vida pacifica! ¡No quiero escuchar este tipo de cosas! ¡Me rehúso! ¡Me rehúso a tu voluntad!" piensa la niña.
La niña corre con su hijo en brazos. Sube hasta la azotea y salta al edificio de al lado.
Algo dentro de ella despierta. Una fuerza descomunal. Una fuerza casi sobrehumana para su edad. La niña salta entre edificios en busca de algún lugar para tratar las heridas del niño.
"¡Descuida hijo mío! ¡Saldremos de esta juntos! ¡Te lo juro!"
"Madre…"
Sin parar. Sin pestañear. Sin vacilar. La niña llega cerca del puerto donde vive una vieja boticaria amiga de las difuntas hermanas.
Al aterrizar siente un gran mareo. Su vista de nubla, se siente pesada, agotada y le cuesta respirar. Cae de rodillas.
"¿Qué me pasa…? Siento que voy a morir… No puedo… ¡Tengo que llegar con la vieja para que salve a Maxi! ¡Levántate, maldita sea! ¡Muévete! ¡Muévete! ¡Muévete! ¡Malditas piernas! ¡Reaccionen! ¡No puedo caer ahora! ¡Estoy muy cerca! ¡Muévete, muévete, muévete, muévete! ¡Muévete, maldición!"
Sus latidos son más lentos. Cae al suelo con su hijo.
"Maxi… Un… Un último esfuerzo. Ánimo campeón. Ahí está la oficina de la vieja MaoMao… Por favor, levántate… Mi cuerpo no responde…".
No hay respuesta alguna. El cuerpo del niño es rodeado por un charco de sangre. No respira. No escucha. No ve. No puede hacer nada.
"Oye… No hagas bromas ahora, Maxi. Maximilian, deja de molestar. Cuando sanes jugaremos todo lo que quieras. Leeremos todo lo que quieras. Te enseñaré a cocinar y a dibujar. Soy buena en eso. Así que, te lo ruego, levántate y entra a esa oficina. Por favor…"
Frío. Un cuerpo frio y pálido.
La niña revisa en detalle el cuerpo del hijo y se da cuenta de la gravedad de las heridas. Escombros. Quemaduras. Heridas de bala. Múltiples fracturas.
La niña se da cuenta de la realidad: su hijo murió desde hace un rato. Tal vez, desde el momento que salieron del orfanato.
"Maximilian… Eres un mentiroso… Me juraste que siempre estarías a mi lado. Me juraste que nunca me ibas a abandonar ¡Eres un mentiroso! ¡¿Por qué?! ¡¿Por qué?! ¡¿Por qué?! ¡¿Por qué tuviste que morirte y no yo?! ¡¿Por qué tú y no yo?! ¡Dime! ¡¿Por qué te sacrificaste por mí?! ¡Respóndeme, Maximilian! ¡Aún tenías una vida por delante! ¡Dame una buena razón! ¡Yo…! ¡Yo quería verte crecer! ¡Quería darte la vida que tu madre biológica siempre te negó! ¡Quería darte un lugar de paz y amor! ¡Quería verte ir a la escuela! ¡Conocer a tus amigos y tu futura novia! ¡Yo…! ¡Yo quería ser tu verdadera madre…! No me abandones… No quiero estar sola"
Las manos de la niña están tibias. Tibias por la sangre de su hijo que tiñen su cuerpo de escarlata.
La niña grita. Un grito de sufrimiento. Un grito de desesperación. Un grito del corazón dolido de una madre.
Llanto.
Grito.
Maldice a quienes quemaron el orfanato. Maldice a todo el mundo por robarle su vida.
"¡¿Por qué tengo que pasar por esto?! ¡¿Qué hice mal?! ¡Dime, Dios! ¡¿Qué mal he hecho como para perderlo todo?! ¡Dame una buena razón! ¡Dime algo, maldita sea! ¡Lo que sea! ¡Algo…! ¡Maldito estúpido! ¡¿Por qué…?! ¿Por qué…? ¿Qué hice…? Por favor, te lo ruego. Dame al menos una señal…".
El mareo en la niña empeora haciéndola vomitar y perder la consciencia.
"Maximilian… Perdón… No pude salvarte. Soy de lo peor. Soy la peor madre del mundo. Los padres no deben ver morir a sus hijos… Yo, definitivamente, odio la violencia. Odio las armas"
-En algún lugar
En algún lugar desconocido.
Un lugar donde sopla una brisa tranquila que acaricia el pasto.
Un lugar donde el cielo azul y las nubes conviven en armonía.
Un lugar donde no hay ruido.
Un lugar lleno de paz.
Un lugar desconocido.
Una niña está en algún lugar del pastizal caminando sin rumbo.
De la nada se encuentra una mesa de cristal con un juego de té y dulces varios. Dos sillas de cristal y una gran sombrilla oscura cubriendo todo del sol.
La niña se acerca y toma asiento. Al sentarse, con la mirada perdida, voltea su rostro hacia el horizonte.
"Te gusta el té, ¿no?" dice una voz que resulta familiar para la niña. Es su hijo quien está sirviendo una taza a su madre junto unos dulces.
La madre rompe en lágrimas, pero en este extraño lugar su voz no puede ser oída.
"Querida madre. Por favor, nunca digas que eres de lo peor. Jamás. O me voy a enojar. Eres la mejor madre del mundo. Si hubiera ido a clases, sería la envidia de todos. Te lo aseguro. Perdón por no poder cumplir mi promesa. Di mi vida por la tuya por lo mucho que te amo por lo que me pone algo triste que cuestiones mis actos… En todo caso, vive. Esto es solo el inicio"
El cuerpo del niño se convierte en el de un joven radiante de secundaria y el de la niña el de una joven adulta universitaria. La joven rompe en llanto al ver a su hijo de mayor y le dice que es un hombre maravilloso y atractivo y que de seguro debe de tener millones de pretendientes.
Madre e hijo tienen una charla amena. Tranquila. Sin prisa. Sin que nadie los moleste.
Cuando se toman la última gota del té. Cuando se comen la última migaja de los dulces. El joven le dice a su madre que ya es momento de que ella regrese a la realidad. La madre, sin dudarlo, le dice que se niega a abandonarlo, que no a va considerar opciones ni nada. Ella dice con firmeza que se va a quedar con él.
"Perdón, madre. Pero, no se podrá. Te amo mucho. Fuiste una héroe y la mejor madre del mundo para mí. Gracias".
-La niña despierta
La niña despierta.
¿Cuántas horas han pasado?
Al abrir los ojos y recuperar los sentidos, ve a un perro olfateado el cadáver de su hijo.
Se levanta. Le grita y lo patea alejándolo diciendo "¡No voy a permitir que te lo comas! ¡Desgraciado!".
El perro la muerde en un brazo haciéndole gritar desesperada por el dolor. Ella lo muerde en el cuello mientras le golpea el vientre hasta que el animal perece.
La niña se sienta sobre sus rodillas y observa el cuerpo de su hijo.
"¿Cómo hiciste eso, Maximilian? Dime, ¿en verdad estás muerto? ¿Cómo me pudiste hablar? ¿Por qué no lo haces ahora mismo? ¿Por qué no me quieres allá contigo…? Dime, por favor. Dime algo. Dime al menos que siempre me detestaste o lo que sea. Pero, dame alguna razón."