Hace 3 años y medio.
En el desolado pasillo de color gris, se podía sentir una brisa de aire frío. El sonido de mis pasos rebotaba en las paredes de estilo tecnológico, donde la iluminación estaba en todo su esplendor.
"La verdad, no me interesa venir a esta reunión, pero tengo que cumplir con mi rol de comandante."
Mientras caminaba, la puerta automática frente a mí se abrió. Al entrar en la habitación oscura, lo único que podía ver eran los comandantes sentados, con caras de molestia por mi llegada tardía.
—Llegas tarde, Famtom.
Miré al frente. La voz provenía de una persona que estaba de pie al final de la mesa, con el rostro iluminado por la luz azul de la pantalla.
—Perdóneme, General. Surgieron algunos contratiempos… Con su permiso, procederé a sentarme.
Me incliné para mostrar mis disculpas sinceras y me dirigí a la única silla vacía, al lado del General.
El General, al ver que mi actitud no cambiaba, dio un suspiro antes de mirar a todos detenidamente.
—Como ya estamos todos, comenzaremos con la reunión. Si toman los papeles, verán los detalles del últimos dos año y medio desde que apareció el apocalipsis…
¡Tap!
Un sonido resonó por toda la habitación. Los comandantes miraron hacia la persona que lo había provocado.
—¡Oiga! ¿Por qué estamos haciendo esta junta ahora, eh? ¿No deberíamos haberla convocado hace mucho tiempo? ¡Ya ha pasado un año y medio, y no hemos hecho nada al respecto!
Una chica de cabello rojo como el fuego y ojos carmesí, que reflejaban su temperamento explosivo. Se levantó de su silla, apoyando la mano en la mesa, mientras miraba al General con evidente irritación. Él, sin embargo, no se inmutó.
—Como saben, estos últimos años han sido muy difíciles. Nuestra prioridad principal fue salvaguardar los reinos y pueblos que no podían defenderse. Pero ahora la situación está bajo control. Miren.
El General señaló hacia la mesa, que tenía una pantalla azul mostrando el mapa de todo el mundo.
—Si observan las áreas en verde, son zonas protegidas por nuestros soldados. Las marcas rojas representan las grietas detectadas. Ahora, comparen con este mapa de hace un año…
El General cambió la proyección a un mapa más antiguo. La cantidad de zonas verdes era mucho menor, mientras que las grietas cubrían el mundo entero.
—Como pueden ver, antes había muchas más grietas. Por eso esta reunión no se había realizado antes. Espero haber respondido tu pregunta, comandante Cliffy.
—¡Humph!
La pelirroja miró hacia otro lado, haciendo un puchero como si no quisiera admitir que había sido refutada.
—Bueno, si alguien tiene algo más que decir o no está convencido, puede expresarlo libremente.
—Creo que nos estamos desviando del tema principal, General. ¿Dónde planea investigar primero? Los monstruos no aparecieron en una zona específica.
Yo, que había estado con los ojos cerrados y las manos cruzadas, los abrí al escuchar al hombre de cabello castaño y ojos amarillos, sentado frente a mí.
El General sonrió ligeramente.
—La respuesta es simple: iremos a las ruinas de Valoryn. Allí estaba el clan de los caballeros, así que podríamos encontrar información útil.
—Ese lugar está repleto de monstruos. ¿No creen que sería mejor pedir ayuda a la academia de magia del reino de Sylvarid?
La misma pelirroja habló nuevamente, esta vez colocando los pies sobre la mesa.
El General, que había estado tranquilo, frunció el ceño al escuchar la palabra "magia". Todos en la sala sabíamos cuánto odiaba ese término.
—Otra vez con eso... ¿Cuántas veces tengo que explicarte que no podemos confiar en ellos? ¿No ves que son unos inútiles? Han existido por más de cien años, ¡y aún no han descubierto cómo utilizar la magia! En cambio, yo creé toda esta tecnología en solo cuatro años y ayudé a más gente. Además, ¿a quién le creerían? ¿A esas personas sin fundamentos lógicos?
Después de eso, el General se tranquilizó un poco y continuó con más calma:
—Además, es mejor mantener la investigación en secreto. Así evitaremos problemas como el tráfico de información.
El ambiente en la sala se volvió tenso. El aire se sentía pesado; algunos se miraban entre sí, mientras otros evitaban cualquier contacto visual.
"Era de esperarse. Es una misión realmente delicada. Un paso en falso podría causar un gran malentendido, y si se filtra información confidencial fuera del búnker, sería un caos", pensé.
El hombre de cabello castaño volvió a hablar:
—Me apuntaría a esta misión, pero creo que sería mejor que un comandante de alto rango fuera. Aunque, por lo que veo, Famtom no tiene intenciones de ir.
Abrí los ojos y lo miré fijamente. Su sonrisa parecía inocente, pero no era más que burla. Sin embargo, no me afectó.
Miré a mi alrededor y noté que los demás comandantes me observaban con preocupación. Como comandante de primer rango, mi opinión tenía mucho peso en el debate.
—No lo niego, pero no estoy interesado en participar en esta misión.
—¿Ah, sí? Pero tú eres el primer comandante. ¿Por qué no quieres aceptar?
"¿De verdad quiere que vaya yo o solo está jugando conmigo?" pensé.
—Es cierto, pero esta misión no depende de la fuerza, sino de la estrategia. Y aunque sea el primer comandante, no se puede comparar mi capacidad estratégica con la tuya, Luga.
Él se llevó la mano a la barbilla, reflexionando.
—Si lo ves desde un enfoque estratégico, aceptaré.
Sonrió ampliamente, pero no le di importancia.
—Jo, no creí que se decidiría tan rápido.
—Sí, pero con una condición. Quiero elegir a los científicos y caballeros que participarán en la misión. ¿Hay algún problema con eso?
El General se recargó en su silla, pensativo.
—Tenía algunos científicos en mente, pero si es tu petición, la aceptaré.
—Muchas gracias, General.
Luga inclinó la cabeza en señal de respeto.
—Los demás, manténganme informado si encuentran algo útil en los puestos de control de otros países. Con esto, concluye la reunión.
—¡Sí, señor!
Todos se levantaron en señal de respeto, excepto los tres primeros comandantes, que permanecimos en el búnker para gestionar los asuntos internos.
Salí junto con los demás. Sin embargo, me pregunté: "¿Por qué había venido a esta junta?" Solo había una razón: buscar alguna emoción en mí. Pero, como siempre, lo único que encontré fue un vacío profundo…