An Jing vio esto y se rió entre dientes —No tengo sed ni hambre, así que deja de atarearte. Mejor háblame más, eso es mejor que cualquier otra cosa.
Xiao Changyi se sentó y respondió —Prefiero escucharte hablar a ti. Mientras hablaba, agarró algunos cacahuetes y semillas de girasol y se los metió en las manos a An Jing. Come algo, te ayudará a pasar el tiempo para que no te aburras.
—Pero yo también disfruto escuchándote hablar —dijo An Jing después de comerse un cacahuete—. ¿Cómo podría aburrirme contigo? Es solo que estos últimos días han sido un poco ajetreados, y en realidad estoy un poco cansada. He estado inquieta, por eso estaba acostada.
Sin esperar respuesta de Xiao Changyi, An Jing de repente pensó en pelear otra vez, sus ojos se iluminaron al instante —Marido, ¡vamos a practicar la lucha! ¿Sabes cuánto deseo tener una pelea contigo? Incluso si trabajo todos los días, siento que mis huesos no se estiran adecuadamente. Es mejor tener una buena pelea.
