He Jun presionó su mano contra su pecho, suprimiendo la ansiedad interna.
—Creo que los pesticidas que Montaña Azul y los demás están usando son bastante buenos, ¿por qué no rociamos todos los cultivos en el campo? ¿Qué opinan ustedes?
No estaba seguro si era solo su ilusión, pero siempre sentía que los cultivos parecían más vigorosos después de ser rociados.
Lin Fu cayó en silencio, reflexionando.
No se atrevía a tomar esta decisión a la ligera.
Si había algún problema, no entregar el grano público era un problema menor comparado con la posibilidad de que los aldeanos no tuvieran grano para la segunda mitad del año.
Especialmente porque este pesticida estaba relacionado con Tangtang, Lin Fu era aún más cauteloso.
Li Jiancai entendió sus preocupaciones.
Después de pensarlo, todavía persuadió:
—Estoy de acuerdo con lo que dijo Junzi; todos hemos visto los efectos, ¿entonces sobre qué hay que dudar? Adelante y rocíalo.
Se rió maliciosamente:
