En el edificio 2 de la academia, los estudiantes no podían evitar girar la cabeza al ver a la pequeña cosa rebotante que caminaba alrededor de su edificio. Penny era pequeña, pero blanca, como un muñeco de nieve vestido de rosa y naranja. Su mejilla rosada rebotaba en cada paso, sus regordetas manos sujetaban la correa de su mochila. Parecía una niña de preescolar que estaba a punto de hacer su primer mandado.
—Hola —Un grupo de chicas guapas colocaron sus manos en las rodillas para nivelar sus cabezas con Penny—. ¿Buscas algo, niña?
Penny miró hacia arriba a las chicas guapas y sonrió. —¡Estoy bien!
—Aww… —las chicas se derritieron con su sonrisa.
—Probablemente está haciendo su primer mandado —susurró una de las chicas, pensando que los niños de preescolar tenían actividades.
—Eres tan linda —Otra pellizcó la mejilla de Penny—. Dinos, a tus hermanas mayores, si necesitas ayuda, ¿de acuerdo?
Las chicas tuvieron que contenerse de hacerle cosquillas o morderla para no asustarla.