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Al día siguiente, Penny se levantó temprano a pesar de haberse quedado tarde dando clases particulares a Slater. Se quedó con él casi toda la noche para asegurarse de que al menos entendiera la lección. Sería más eficiente si entendiera una lección por asignatura en cada sesión. De esa forma, podrían avanzar fácilmente.
Aún en pijama, Penny tomó un bloc de papel y se dirigió directamente a la habitación de Slater. Su cuerpo se había acostumbrado a trasnochar y despertarse temprano desde que compró su portátil, pero no estaba segura de que Slater lo estuviera.
—¡Toc toc! —anunció Penny mientras golpeaba la puerta—. Slat — Hermano Tercero, ¡hora de levantarse!
Penny tocó la puerta varias veces y cuando nadie respondió, miró hacia arriba.
—No me culpes por ser despiadada —Penny dio un paso atrás y pateó la puerta para abrirla.
La puerta se abrió de golpe, despertando a Slater al instante.