—¡Kyahh!
El grito de la mujer en la multitud resonó en cada rincón de la discoteca. Incluso después de su grito, su voz continuaba resonando mientras un silencio sepulcral seguía. Sin embargo, el silencio no duró mucho, porque al momento siguiente, todos vieron a alguien entrar, seguido por el fuerte ruido de un cuerpo golpeando la mesa.
Por un segundo, todos quedaron atónitos, estupefactos.
Sus ojos abiertos temblaron un poco mientras miraban a Penny, quien todavía estaba parada en el mismo lugar. Luego, sus pupilas dilatadas se movieron hacia los dos hombres altos que estaban cerca de ella, uno de los cuales sangraba de la mano. Después de un momento, todos desviaron la mirada hacia la mesa de donde provenía el ruido fuerte.
Allí, enterrado bajo la mesa volteada y algunas botellas y vasos, estaba Aiden.
—... —Todos quedaron una vez más atónitos y en silencio, procesando lo que había ocurrido en la fracción de segundo en que parpadearon.
