Mientras tanto...
—No deberíamos hacer esto —dijo Zoren, girándose hacia el asiento del conductor donde estaba sentado su cuñado—. No creo que a Penny le guste que su esposo aparezca de repente cuando se supone que esta noche es una noche con sus amigas.
Además, no quería interrumpir a Penny borracha viviendo las amistades que había formado en esta vida. Era su momento, y no quería quitarle eso. Sin embargo, Hugo no podía entender la hesitación de Zoren porque estaba ajeno al dilema actual de su hermana.
Mirando el asiento del pasajero delantero donde estaba Zoren, Hugo resopló:
—Si no quieres entrar, entonces entraré yo. Solo me aseguraré de que esté bien.
—Ella está bien —afirmó Zoren—. Ya te lo dije. Hice que mis hombres la siguieran en las sombras.
—¿Dónde están?
—Probablemente a la vuelta de la esquina —dijo, sin molestarse en mirar alrededor, ya que eso sería una pérdida de tiempo. De todos modos, no los vería. Pero Hugo tenía curiosidad.
