—Ahora, ¿qué debo hacerte? —Penny se rió entre dientes, elevando una ceja mientras Aiden se apresuraba desesperado hacia el suelo. Se enfrentaba a ella, de rodillas.
—¡Por favor, perdóname! —exclamaba él, como un niño obediente, inclinándose hasta que su cabeza tocaba el suelo—. ¡Prometo que no lo haré de nuevo! ¡Solo quiero hablar con Lily!
Penny inclinó la cabeza hacia un lado—. Si quieres hablar con alguien, lo pides amablemente. Si no quieren, entonces te vas. No contratas a algunos matones de la calle y los vistes como guardaespaldas como un Plan B.
—¡Por favor! ¡Sé que estuve mal! ¡Cometí un error! Es solo que realmente quiero hablar con Lily y arreglar nuestra relación! —Aiden suplicaba, dejando ir la poca dignidad que le quedaba.
¿Podía alguien culparlo?
