—Un beso era algo que Zoren nunca había experimentado, ni era algo que alguna vez pensó que quisiera hasta hoy —cuando sus labios tocaron su mejilla, sus cejas se levantaron y sus ojos se agrandaron. Su corazón se ralentizó, aunque cada latido resonaba en sus oídos.
—Retirando su cabeza hacia atrás para mirarla, sus ojos se suavizaron con afecto. Emoción, gratitud y satisfacción burbujeaban en su corazón, casi haciéndole sentir cosquillas.
—Zoren colocó una mano en su mejilla y la otra en su espalda. La atrajo más cerca, su mirada cayendo sobre esos labios rosados presionados en una línea delgada. Lentamente, se inclinó, ladeando un poco la cabeza.