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—¿Qué nota?
Atlas frunció el ceño, pero justo cuando iba a abrir la boca, Nina rápidamente se puso a su lado.
—Hermano mayor, ¡está bien! —Nina sonrió nerviosamente antes de mirar a Penny—. Penny está bien. El Primer Hermano está hablando de las notas que teníamos que hacer en la clase del Sr. Anderson. Pero ya está resuelto. Puedo pedírselas a Patricia.
—Nina, si Penny ya te está prestando sus apuntes, ¿para qué molestar a otras personas? —El ceño de Atlas se acentuó—. Lo que quiero decir es que la próxima vez termines tus notas. Si otros pueden hacerlo, tú también.
—Sí, sí —Nina sonrió, mirando a Penny—. Entonces, te tomaré prestados tus apuntes, Penny. Gracias de nuevo. Cierto. ¡Los bocadillos! Comamos algo juntos. Realmente tengo mucha hambre.
Penny estaba confundida. No recordaba haber escrito ninguna nota ayer en la clase del Sr. Anderson, ni recordaba haberle prestado notas a Nina. ¿Cómo podría hacerlo si no tenía ninguna nota para empezar?
