Ella ni se fue ni se acercó, solo la miró fijamente.
Sus ojos no estaban nublados por la edad, sino que eran extremadamente claros, como si vieran a través de algo.
En casi un instante, el corazón de Zhong Zhiwan se detuvo.
Rápidamente, un sudor frío cubrió su espalda, y también aparecieron gotas de sudor en su frente.
El corazón de Zhong Zhiwan se agitaba violentamente, y su rostro también perdió la compostura, palideciendo como papel.
Forzó una sonrisa, una que era tan fea como una mueca, con la boca torcida. Su voz era tensa, —Abuelo... Abuelo.
El Viejo Maestro Zhong permaneció impasible, con las manos detrás de la espalda —Wanwan, ven conmigo —dijo indiferente.
Dicho esto, procedió a subir las escaleras primero.
Zhong Zhiwan no se atrevió a desobedecer; se pellizcó los dedos y rápidamente lo siguió.
Su rostro aún estaba caliente y sonrojado, su mente algo nublada.
¿Cuándo había regresado el Viejo Maestro Zhong de la empresa?
¿Y cuánto había escuchado?