—¡Esa sí que es una pregunta! —parpadeó Ruo Xuan con sus ojos vivaces, claros y grandes.
—... —Xuanyuan Que.
¡Muy bien, las habilidades de conversación de esta flor se están profundizando!
—Entonces, ¿todavía quieres que compre ese cerdo de vuelta? —Xuanyuan Que pasó una página de su libro con un gesto elegante y preguntó con indiferencia.
La pequeña cara de bollo de Ruo Xuan se arrugó.
—Estaba pensando que si el Hermano Xuanyuan ayuda al Señor Demonio, te convertirías en su salvador. ¿No convertiría eso a enemigos en amigos y disolvería todos los rencores con una sonrisa? —dijo Ruo Xuan.
—¿Estás segura de que se trata de convertir enemigos en amigos y disolver rencores con una sonrisa, y no de cavar su propia tumba, devolviendo la bondad con ingratitud? —preguntó Xuanyuan Que.
—... —respondió Ruo Xuan.
¡No estaba segura!