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Satisfecho con su venganza, Gorrión se levantó rápidamente del suelo, quitándose la tierra que se le había pegado a la ropa e incluso a la cara. Echó un vistazo atrás a Buitre, quien permanecía atónito y con gesto adolorido en el suelo. Gorrión resopló con satisfacción y se alejó para lavarse la cara antes de volver a sus deberes de patrulla.
—¿Intentando intimidarme, eh? —Gorrión pensó para sí mismo mientras dejaba atrás a Buitre. No pudo evitar sentir una sensación de satisfacción sabiendo que Buitre estaba consumido por el resentimiento. Su rodilla había golpeado una piedra, causándole tanto dolor que accidentalmente se mordió la lengua y quedó demasiado aturdido para pronunciar una palabra.