—¡¿Pero qué demonios?! —exclamó Kisha, poniéndose de pie después de ver la notificación del sistema.
Esta vez era inusualmente detallada, mostrando recompensas y castigos por adelantado, aunque todavía no había actualizado su sistema.
Al ver los requisitos, Kisha los encontró bastante útiles ya que no tendría que averiguar las cosas por su cuenta. Sin embargo, el castigo superaba a las recompensas por más del doble, y la demanda en sí misma parecía irrazonable. Completar la misión en solo 15 días con tan altas expectativas parecía imposible, sin importar cuán eficientemente labrara la tierra y plantara.
Al ver la frustración de Kisha y sus ojos poniéndose rojos de ira, Duke se apresuró a su lado.
—¿Qué pasó? ¿Estás bien? —Todos dirigieron su atención hacia ellos, preguntándose por qué Kisha, que había estado plantando felizmente con todos solo momentos antes, de repente parecía tan agitada.