—Pero no podemos pedirle a la joven señorita que los recupere de donde los guarda, ¿verdad? —murmuró Buitre, con la mirada firmemente fijada en la carretera—. Así que deja de ser imprudente y continúa conduciendo con seguridad —Se estaba irritando cada vez más con la conducción temeraria de Gorrión, lo cual le causaba malestar. A pesar de su cuerpo robusto y su defensa mejorada, como había atestiguado su joven señorita, eso no significaba que fuera impervio a sentir la incomodidad.
—¿Que no conduzca imprudentemente? —Gorrión le lanzó a Buitre una mirada de incredulidad antes de agregar: