—Tercer cuchillo se agachó y tocó su zapato. Cuando se levantó, tenía en su mano un pequeño puñal negro. Era del tamaño de una lima de uñas. Sonrió como un tiburón letal y flexionó sus músculos mientras apuntaba con el cuchillo a Lai Yanfang.
—He estado esperando mucho tiempo por esto. Vas a decirme qué les hiciste a mis hermanos, perra asesina —dijo.
—¿No registraron a este matón loco? —Bo preguntó a Mo Sen.
El objetivo de esta actividad era interrogar a Lai Yanfang, no matarla. Podrían herirla y causarle algo de dolor porque era inevitable debido a todas las cosas malas y no mencionables que había hecho, pero la muerte tenía que ser el último recurso.
—Lo registramos —dijo Mo Sen con firmeza.
Zhang Bo miró a Tercer cuchillo cuyo rostro estaba todo contorsionado como si no pudiera esperar para destripar a Lai Yanfang como a un pez. —Tú, aléjate hasta que tengamos lo que queremos de ella.