Tan abruptamente como había reído, también de repente se detuvo y la expresión en su rostro cambió a una aterradora que Alix nunca había visto antes, ya que nunca había visto a la mascota del sistema enfadada.
—Gracias por esta comida extra. Los sistemas pequeños no deberían andar causando estragos y dificultando la vida de mi anfitrión —dijo.
Lai Yanfang acababa de recuperar el sentido y sus ojos se abrieron de par en par. Su arma secreta era un sistema y este le estaba advirtiendo que el peligro se había acercado.
De repente se dio cuenta de que no era Alix el dragón sobre el que su propio sistema le había advertido, sino su sistema.
—No, no, noooo —gritó.
—Devorar —dijo el elfo azul.
El dispositivo en la parte trasera de la cabeza de Lai Yanfang se activó y ella se desmayó inmediatamente.
Mientras Alix seguía comiendo más pollo mientras observaba a su padre, el presidente Tai, rechazar todas las ideas de su abuelo, oyó el sonido de un crujido en su mente.