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—Un taxi especial apareció fuera de la Casa Tai, y estaba llevando a Alix. Cuando bajó del coche, llevaba una caja de gatitos pequeños y otra con algunos cachorros aún estaba dentro.
—En cuanto sus guardaespaldas, que habían estado esperando ansiosamente, la vieron, fueron hacia ella y uno de ellos tomó la caja con los gatitos de sus manos.
—Majestad salió disparado del taxi y se adelantó, muy descontento porque había tenido que sentarse junto a los cachorros que seguían empujando sus húmedas narices en su glorioso pelaje.
—Hay otra caja adentro, cuidado, tiene cachorros—dijo.
—Bi Cang la rodeó y él sacó la caja de cachorros del taxi. Al conductor del taxi le habían pagado en cuanto llegaron, así que arrancó su coche y se fue murmurando algo sobre mejor no encontrar excremento de animales en su coche.
