—Quejarse no hará que el cuarto mundo se abra más rápido. Si estás aburrida, visita el primer mundo. ¿Te das cuenta de que estás pasando por esas pequeñas cuentas más rápido de lo que ambos pensábamos? ¿Por qué tu vida siempre está en peligro? Cada semana, una cuenta se vuelve negra y el pequeño corazón de elfo palpita tan fuerte que tengo miedo de que realmente pueda morir. Debería haberme dirigido a un monje en lugar de a ti.
—Entonces un sistema puede morir... —dijo ella suavemente y despacio.
Utilizó el tipo de tono que uno usa cuando intenta no asustar a un animal acorralado que ha sido atrapado sin darse cuenta.
El sistema se dio cuenta de que quizás había revelado alguna información que Alix no debía saber, así que desapareció de la pantalla virtual.
Con su desaparición, ella abrió sus oídos a Chairman Tai y Tai Fong que todavía iban y venían.
—Tío, lo que estás haciendo es acosar al pobre joven —dijo Tai Fong.
