Él dijo el nombre con una mirada amarga en su rostro retorcido, como si solo pronunciarlo fuera similar a invocar a un demonio.
—Fue un cuchillo el que la trajo a nuestras vidas, presentándola como una amiga y colega que había conocido en una competencia de arte. Quedó tan cautivado por ella, encaprichado si debo describirlo correctamente. Era tan evidente que estaba enamorado de ella, pero ella, por otro lado, solo lo estaba utilizando —agitó la cabeza incrédulo porque aún no podía entender cómo un cuchillo no lo había visto.
—Nosotros tres hermanos siempre fuimos cuidadosos cuando se trataba de mujeres, especialmente al contarles lo que hacíamos, pero él se abrió con ella sobre todo. Si fue por amor o porque ella era rica, no expresaba codicia, nos colmaba con su dinero generosamente y mostraba interés en lo que hacíamos, no lo sé.
—Tenías codicia por dinero que no era tuyo —murmuró Mo Sen.